UN CUARTO DE SIGLO

¿Qué ha sobrevivido de Barcelona 92?

Repasamos qué queda de la fiebre del diseño olímpico 25 años después

JULI CAPELLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Del diseño olímpico barcelonés solo quedan las piedras, y ni siquiera todas. El tambor de las Glorias por ejemplo, voló a mayor gloria de la plaza. Así es el diseño, la profesión que da forma a las cosas y las casas, y luego el tiempo las va desmoronando, las destruye, las cambia por otras.

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/8\/8\/1499791762888.jpg","author":null,"footer":"Uno de los bloques de pisos de la Villa Ol\u00edmpica."}}

El encargo de este artículo consistía en recopilar qué diseños de la era olímpica habían sobrevivido. Pero tras el análisis, se constata que casi todo ha desaparecido, a excepción de las Rondas, el Anillo y la Villa Olímpica. Solo la arquitectura resiste, y a duras penas. Por ejemplo la zona de Tiro al Arco de Miralles/Pinós está prácticamente en ruinas.

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/3\/1\/1499791823313.jpg","author":null,"footer":"La plaza de las Gl\u00f2ries, con el tambor que ha pasado a mejor vida."}}

En el ámbito del interiorismo, el paso del tiempo ha sido todavía más cruel. Uno de los fenómenos preolímpicos más notorio y popular fue el 'boom' de los denominados bares de diseño -como si los otros se hubiesen decorado solos-. Fue un fenómeno de repercusión internacional. Revistas como 'Domus' y reportajes de televisión, difundieron este singular fenómeno, del que hoy ya no queda apenas rastro.

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/6\/3\/1499791883636.jpg","author":null,"footer":"El Nick Havanna"}}

Ya no existe el mítico Velvet, ni el delicado Sisisí, ni el Seltz, ni el Zsa Zsa, ni el Bijou, ni las neobarrocas Torres de Ávila... El refinado 33 y el hipnótico Metropol, ya no llegaron ni siquiera al 92. El antro más radical del momento fue el KGB (Kiosco General de Barcelona) de Alfredo Vidal, con su barra móvil. Ejerció de contenedor cultural y creativo del momento, pero bajó definitivamente las persianas -que siempre estuvieron tapadas con anuncios- en el 2013.

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/2\/9\/1499791883592.jpg","author":null,"footer":"El tambi\u00e9n desaparecido KGB"}}

El Nick Havanna se llama ahora Oak, o algo así, y es de ambiente tropical. Con falsas palmeras, guirnaldas y sirenas de cartón piedra. A su promotor Javier de las Muelas y al refinado diseñador Eduard Samsó les daría un patatús al visitarlo. Su taburete Frenesí, con diseño fálico del también desaparecido Grup Transatlantic, ha dejado paso a un nuevo modelo de taburete vintage, el estilo que ahora arrasa en la ciudad. Tras el Zeleste, el primer bar moderno fue el Zig Zag, pero ahora se llama Zic Zac y solo abre para fiestas privadas. El antiguo Universal, de Claret Serrahima, vivero cultural y artístico del momento, sirve ahora para despedidas de solteros. Quizás un uso no muy diferente del original donde también se iba a ligar: recordemos que no había ni móviles ni internet, ¿cómo si no conocer gente? De la época tan solo sobrevive Otto Zutz, que, a pesar de las reformas, mantiene el espíritu del que fue sin duda el templo de la modernidad. ¿Estarán aún, tras las capas de pintura, los murales originales que pintó allí Vicenç Viaplana? Y también resisten bares de atmósfera más atemporal como el Snooker o el ya clásico Gimlet. En Hospitalet insólitamente sobrevive Depo, Depósito Legal, con diseño canalla de Ramón Cortés.

PREMONICIÓN DEL DISEÑO GASTRONÓMICO

En los restaurantes, ha pasado algo similar y apenas quedan testimonios de la época. Para el proyecto olímpico se derribaron los chiringuitos de la Barceloneta, con El Salmonete de Carmen al frente, donde aún se comía sobre la arena mientras Bernardo tocaba su guitarra de tres cuerdas. Pero también sucumbieron más tarde los modernos chiringuitos del Moll de la Fusta, como el Distrito Marítimo –del malogrado Joan Guals, alma de Distrito Distinto– o Gambrinus, salvándose tan solo la gamba fallera mariscaliana. Una pifia.

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/2\/8\/1499791642482.jpg","author":"APERE BATLLE","footer":"La figura del crust\u00e1ceo es lo \u00fanico que ha sobrevivido del Gambrinus.\u00a0"}}

La crisis postolímpica acabó, asimismo, con el Círculo Condal, experimento de club cultural y recreativo apoyado por Salgot, la Trinca, el Tricicle y otros creativos, donde Almodóvar presentó 'Tacones lejanos' en 1991. Ahora acoge la sede de la Fundación Vila Casas y los vecinos descansan tranquilos. También desaparecieron el Azulete, TickTackToe, Hans Bar, Café de Colombia, el efímero Servicio Wilson, o el Network, de estilo 'Blade runner'. Nos queda el Tragaluz inaugurado en 1990 que, junto con el Mordisco, inició la exitosa saga de restaurantes de Rosa Esteva.

EL FINAL DE VINÇON

Si repasamos el interiorismo de tiendas, apenas quedan vestigios: BagnoPilmaPunto Luz o la 'boutique' de Jean Pierre Bua, que nos paseó a Gaultier por Barcelona en esa época. También sigue impertérrito Jaume Tresserra, que triunfa con su 'showroom' en Nueva York. Pero desaparecieron dos curiosas 'boutiques' de objetos de regalo: Dos i Una e Insólit, y B.D. abandonó la modernista casa Thomas para ir al 22@. Las tiendas de Camper tampoco mantienen su diseño original, han ido evolucionando con nuevos proyectos.

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/4\/9\/1499791823294.jpg","author":null,"footer":"Una de las salas de Vin\u00e7on"}}

La traca final de las desapariciones la constituye el propio Vinçon, epicentro del diseño barcelonés, que nos dejó justo hace dos años, rubricando el final de una época. Sin dramatismo, con la convicción de haber hecho la tarea satisfactoriamente. Porque en realidad el diseño que explotó en los ochenta y contaminó las olimpiadas, vino para quedarse. De hecho, había estado siempre, porque siempre ha hecho falta un proyecto creativo para dar forma a lo que sea: bar, plaza o silla. Simplemente en esa época tomamos conciencia de ello y lo desarrollamos sin complejos. Y sin criterio, muchas veces, también sea dicho de paso. El chiste del colgador de diseño, donde la ropa se cae o se pincha, es de ese momento.

POCOS SUPERVIVIENTES

Precisamente, los objetos diseñados durante aquella época no han corrido mejor suerte. Durante la Olimpiada Cultural se organizó el proyecto Casa Barcelona donde 38 diseñadores crearon otros tantos objetos para una casa hipotética que representase el espíritu del momento. Participaron todas las 'patums': Milà, Ricard, Tusquets, Benedito, Pensi, Mariscal, etc... Pero de los diseños que se idearon, tan solo cuatro siguen hoy en el mercado, el más exitoso, una bandeja arrugada en inox de Lluís Clotet que sigue vendiendo la empresa Alessi.

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/4\/8\/1499791762884.jpg","author":null,"footer":"Bandeja de Llu\u00eds Clotet."}}

También resisten en el mercado un perchero de madera ondulada de Riart, la silla Delta de Lluscà y la lámpara Alta Costura de Aragall, que vieron la luz el mismo 92. Y perduran algunos productos que la empresa de iluminación y mobiliario urbano Santa & Cole editó en esa época.

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/8\/8\/1499791883688.jpg","author":null,"footer":"L\u00e1mpara Alta Costura de Aragall."}}

En el mundo de la moda, se mantienen personajes como Antoni Miró o Roser Marcé, que participaron en el vestuario olímpico; también Lydia Delgado y más tarde Josep AbrilChu Uroz, que arrancó diseñando para Armand Basi, justo en 1992 fue 'art director' en la película 'Jamón Jamón' de Bigas Luna. También cabe anotar que Desigual, aunque fundada en Ibiza, fue bautizada aquí por Isabel Coixet y se diseñó y creció desde el barrio del Born durante la época olímpica. Mango abría precisamente en 1992 su primera tienda en el extranjero, pero ya tenía 100 en España. Y en 1996 arrancó a su vez Custo Dalmau.

En el mundo del diseño gráfico la revolución fue notoria, como analizó la Fundación Historia del Diseño con motivo del 20º aniversario de los Juegos. Tanto el logotipo, como la mascota o la señalización vivieron una verdadera renovación. Y, entonces, todo el mundo aprovechó para cambiar su imagen y ya nunca más volvió a ser lo mismo. Pero el mimetismo produjo monstruos. Por ejemplo, el logotipo de Banesto imitando el espíritu colorista gestual del logo olímpico. Para un banco no tenía ningún sentido. Duró pocos años, y luego cayó el propio banco, presagiando el cachondeo financiero del país.

Durante la celebración de los Juegos ese verano mágico, en las Atarazanas de Barcelona se podía visitar la exposición Diseño Olímpico Barcelona 92, con más de 500 piezas que repasaban todo aquello que se había diseñado específicamente con motivo de las olimpiadas. Samaranch pasó a visitarla personalmente a puerta cerrada para llevarse algunas piezas para su futuro museo de Lausana.

TODO ESTÁ DISEÑADO

Allí se exhibían las aportaciones del Projecte Finestra, denominado así en referencia a la televisión, pues el COOB era consciente de la importancia de cuidar todo aquello que tendría visibilidad planetaria. Por ejemplo, la silla de los árbitros, los obstáculos hípicos, los prismas de salida, etc... En palabras de Pasqual Maragall, era una de las exposiciones más singulares y representativas porque explicaba cómo era nuestra ciudad "con un diseño original e innovador basado en una sólida tradición y una rica vanguardia".

Las piedras siguen siendo el testimonio más visible del ímpetu creativo olímpico, pero el virus del diseño se diseminó por la toda la ciudad. Desde esa época somos conscientes de que todo está diseñado. El tiempo suele ser un buen barómetro para valorar la calidad, salvando lo mejor. Pero la insensibilidad, el ansia de lucro y las modas pueden arrasar con todo.

Vivimos una renovación vertiginosa. Que el diseño está en el ADN de la ciudad no hace falta discutirlo. Podemos recurrir a Gaudí como protodiseñador y pasar por el GATCPAC, el Grup R, el FAD, el BCD, las escuelas ElisavaEina o Massana hasta llegar al actual Museu del Disseny. Por muchas tonterías que se hayan hecho en nombre del diseño, ya es imposible vivir sin él. Ahora de lo que se trata es de alejarlo del elitismo y del estilismo. Cero nostalgia. El diseño olímpico se acabó: que guarden algún vestigio en los museos, y sigamos adelante.