EL MUSEO IMAGINARIO

Natació Barcelona, más que un club

El exjugador de waterpolo Gabi Hernández se relaja en un "rincón privilegiado no solo de Barcelona, sino de Europa"

DAVID TORRAS

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Gabi Hernández se ha pasado la vida en el agua. Ha perdido la cuenta de los miles de metros que ha nadado, de los partidos de waterpolo que ha jugado, de los goles que ha marcado, de los palos que ha recibido y ha repartido. Se ha colgado unas cuantas medallas, entre ellas un oro de campeón del mundo (Fukuoka, 2001), adornado por el reconocimiento como mejor jugador (marcó tres de los cuatro goles en la final) y hasta hace unos meses ocupó el cargo de seleccionador.

Pero lejos de distanciarse de la piscina, como ocurre con otros compañeros (Manel Estiarte asegura que no ha vuelto a nadar desde que se retiró), uno de sus rincones preferidos, el pequeño paraíso en el que se siente en la gloria, le mantiene cerca de todos esos años metido en el agua.

BUENOS RECUERDOS

El Club Natació Barcelona es el oasis donde más desconecta. De vez en cuando, también le mete en el túnel del tiempo: "Me trae muy buenos recuerdos porque aquí es donde empecé a jugar al más alto nivel y siempre te encuentras amigos de aquella época. El entorno ha cambiado mucho. Antes la playa estaba cerrada y no venía casi nadie de la ciudad. Ahora es increíble".

Jugó tres años en el club y precisamente por aquellos tiempos de entrenar y entrenar bajo techo, la única instalación que no pisa ni de casualidad es la piscina cubierta. "Para los waterpolistas, nadar era lo feo de este deporte. Así que casi me da claustrofobia. La piscina al aire libre es vida".

Y en el CNB hay dos, una de ellas de agua salada a la temperatura del mar. "Es un club con mucha tradición, con mucho encanto, con socios de toda la vida, y un rincón privilegiado, no solo de Barcelona, sino de Europa". En el fondo, como todos los socios, para Gabi el CNB es más que un club.