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Baila en la acera a lo coreano

Pisar la ronda de Sant Pau es como colarse en un musical: en cualquier momento te vas a topar con gente bailando. Este es el epicentro del K-pop

Ana Sánchez

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Una veintena de adolescentes se echan a bailar en una acera de la ronda de Sant Pau como si vivieran en un musical. Todos clonan al unísono la coreografía pop que sale en la tele de enfrente, junto a un mostrador a pie de calle. Ni rastro de contoneos a lo <strong>Luis Fonsi</strong>. Aquí te caería un rayo encima si farfullas sin querer «<strong>despacito</strong>». Esto es «K-pop», te dirán con esa mirada compasiva de «eres-mayor-y-no-te-enteras».

<strong>K-pop</strong> = pop coreano. Es toda una fábrica de <strong>One Direction</strong> de ojos rasgados. «Se ha hecho más famoso por <strong>BTS</strong>», explica Fabiola, una de estas bailarinas callejeras, de 17 años. Aquí todo el mundo dice «BTS» como un mantra. Es la 'boyband' coreana que ganó a <strong>Justin Bieber</strong> en los <strong>Billboard</strong>. «Los ponen en la discoteca y te quedas en plan: '¡¿Cómooo?!'», dice Andressa (18 años). «Antes éramos los friquis, ahora somos populares», añade antes de volver a la acera de baile. Acabará haciendo piruetas por los suelos ante la cara de pez de los transeúntes. «Baile de pijos», susurra al pasar un señor mayor meneando la cabeza.

Bobibar. Así se llama el epicentro barcelonés del K-pop. Hace medio año se reinstaló en la <strong>ronda de Sant Pau, 42</strong>. Hay una tele que escupe vídeos coreanos, acera para bailar y chutes dulzones con pajita: todos beben '<strong>bubble teas</strong>', ese invento taiwanés con estatus de fenómeno global desde hace años. «Té de burbujas», lo llaman, aunque no tiene burbujas sino bolas de tapioca o fruta y pajita XL para comerlas a sorbos.

«La gente queda los fines de semana para bailar», dice Joel con deje rutinario. Se ven desde niños de 12 años hasta veinteañeros. Los sábados -calcula- se pueden arremolinar más de un centenar de jóvenes. «No es solo una tienda, también es su segunda casa».

TRES CLUBS DE FANS

<strong>Joel Wang</strong> (24 años) es el encargado del Bobibar, aunque se comporta como un Mesías. Ahí donde lo ves tiene tres <strong>clubs de fans</strong> en Instagram. «Para el chino más sensual de BCN», resume uno. Él se ríe formato asiático. «Jijiji, yo no soy famoso, soy un humano normal».

«¡Levantad el culo!», ordena a sus pupilos. «¡¡A bailar!!». Joel busca un vídeo en la tele. Está conectada a un USB con ¡300! canciones coreanas a elegir. «En Corea, cada año salen 30 grupos nuevos», se justifica. Cada tema tiene su propia coreografía.

Joel se coloca delante de los bailarines callejeros, a lo monitor 'fitness'. También enseña pasos de baile. Desde la acera le siguen Carlos, 18 años; Ainhoa, 14; Yarira, 16; Sarah, 13, que lleva moños azules. Sí, hay un aire manga en el ambiente. La mayoría se presenta con su nombre artístico. Están en algún grupo 'cover': los que clonan coreografías K-pop. Muchos practican los sábados junto al CaixaForum. También hacen quedadas por Whatsapp, aunque se empiezan a extender los eventos K-Pop, aseguran. Hay concursos y hasta se ha montado hace poco un trivial en Len's Comic Café, cuentan emocionados.

Todos hablan de las bandas con devoción de representante. Recomendación para iniciarse: BTSEXOGot7<strong>Seventeen </strong>('boybands'); Blackpink,  <strong>Twice</strong><strong>Red Velvet</strong> ('girlbands'). ¿Qué les gusta del K-pop? «El significado de las letras», dice Ainhoa. «A mí me toca el corazón». «Lo que más me molesta es que los llamen chinos, ¡si son coreanos!», replica Yarira. «¡Noooooo!», todos gritan indignados como si les acabaran de quitar el wifi gratis.

Y el año que viene, más. Joel abrirá su propio negocio, promete. «Será lo mismo -sonríe-, pero más bonito». -