ciudad on
Vete de vinos a pintar un cuadro
Es lo que se lleva en EEUU: fiestas de arte. Con la copa te dan un lienzo en blanco, cuatro pinceles y barra libre de pinturas. Al fin podrás decir que pintas algo en un bar
Ana Sánchez
Periodista
En vez de “¿cómo estás?”, a ella le preguntan “¿que has hecho qué?”. No sabe cocinar, pero sí tirar hachas. Si le haces una pregunta retórica, lo más probable es que la responda. Autora de ‘Barcelona increíble’ (Ediciones B).
Ana Sánchez
Nadie se pregunta qué pinta en este bar. Con la bebida te dan cuatro pinceles, un lienzo en blanco y barra libre de colores acrílicos. «¿No has pintado nunca? Perfecto», te dicen con sonrisa de Mona Lisa. Te ajustas el delantal con la misma sensación de epopeya que cuando se lo pone Bertín Osborne en su cocina. El nombre no engaña: Arte Bar. Ofrece «pintura, bebidas y diversión».
Es lo que se lleva en EEUU: paint-and-sip, lo llaman allí (algo así como pintura y sorbos). Tomas algo, charlas y te llevas un cuadro a casa. «Son los negocios que más están creciendo en Los Ángeles», dice Alisa, la anfitriona. De allí vienen ella y su marido, Bruce, pintor y profesor. Se mudaron a Barcelona en diciembre, abrieron el Arte Bar hace apenas siete meses. Les da la razón The New York Times: una de las franquicias que más ha crecido en EEUU este año -detalla el diario- es Painting With a Twist. Su grito de guerra: «It's fun art, not fine art!» (es arte divertido, no bellas artes).
Siete de la tarde. Van llegando los pintores. "Hello", "hello". Parece una quedada de la ONU. Cada uno es de un país: Grecia, Rusia, China, Brasil, Escocia, Holanda, Australia. Es el primer lienzo en blanco para todos menos para Natalia. La rusa repite por tercera vez. ¿Y eso? «Te vas con la sensación de que eres Van Gogh», se ríe.
Te sientas ante el lienzo. A tu derecha tienes una paleta con siete colores, un tarro con agua, cuatro pinceles. Ponen música. Te preparas: coges un pincel con una mano, el vino con la otra.
Bruce enseña un cuadro de una colorida calavera. «Os voy a enseñar cómo se hace». Risitas nerviosas. El primer reto parece asumible: elegir el color de fondo del lienzo. «Empiezas a decidir cosas como artista», te felicita Bruce. Quedan tres horas por delante.
PINTAR COMO CUANDO ERAS UN NIÑO
Bruce va dando instrucciones paso a paso. Cada uno va pintando la calavera a su estilo. «Refleja cómo haces las cosas en la vida», revelará al final Ángela, una de las pintoras neófitas, colombiana. Si te arrepientes en la vida -compara- borrarás mucho en el lienzo.
Tu calavera toma peligrosamente forma de alien. Minutos después parecerá un ladrón con pasamontañas. «Esto no es fotografía -te dice Bruce en cuanto te ve dudar-. Es pintura, con sus imperfecciones». Alisa te lo repite entre vino y vino: «La perfección es aburrida». De lo que se trata, dicen, es de «divertirse, relajarse y ser creativo». Pintar como cuando eras un niño.
Hay momentos de cháchara, momentos de silencio, alguna mirada tan concentrada como la de la niña de 'Stranger things'. Mente en blanco, solo pendiente de la pincelada. «Es una meditación activa», asiente Ángela dando los últimos retoques a su cuadro. ¿Lo que más les ha gustado? «El ambiente», dice Angeliki. Es cierto: parece más fácil coger confianza con los dedos manchados de pintura. La quedada se ha alargado una hora. Bruce coge tu obra de arte, te enseña cómo queda en una pared. Oye, pues no pintas tan mal.
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