Gente corriente

Xevi Gómez: "No tenemos bonitos jardines ni la fama de otros festivales"

Con las uñas, desde el centro cultural de Pineda de Mar, ha montado un pequeño gran festival.

«No tenemos bonitos jardines ni la fama de otros festivales»_MEDIA_1

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MAURICIO BERNAL

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Xevi Gómez es actor pero no se puede ganar la vida como actor; lo cual no le importa mucho, porque le sobra voluntad y con frecuencia se sube a un escenario. Empezó su carrera a los 7 años, en la escuela de teatro del centro recreativo local -el Centre Recreatiu i Cultural de Pineda de Mar-, y desde entonces ha mantenido los lazos que lo unen a esta entidad, uno de los orgullos del pueblo. A ese vínculo le debe mucho el Festival Arts d'Estiu, que este verano celebra su cuarta edición.

-Difícil, vivir de la actuación, ¿no?

-Sí… La verdad es que hubo un momento de mi vida en el que me di cuenta de que si lo único que hacía era actuar, simplemente no podría vivir de ello. Por eso decidí montar una productora, para mantenerme en el mundo del teatro. Y con eso he ido tirando.

-Sin renunciar a la actuación. ¿O sí?

-No. Durante mucho tiempo he hecho monólogos, también. Y con dos amigos que también están vinculados al centro, David Verdaguer y Joan Gallart, montamos una  pequeña compañía. A la que podemos, nos juntamos y hacemos algo. Nos buscamos la vida. De este modo me he mantenido en el medio.

-Supongo que la familiaridad con el mundo de la producción es lo que le ha ayudado a… pongámoslo así… encarar este reto. ¿No?

-Todo, me ha servido todo, yo creo. Si hasta en algún momento he sido comercial. Y esto tiene que ver en parte con saber vender.

-Explíqueme, pues. Cómo se metió en esto.

-La historia es que los últimos 11 años se había celebrado aquí, en Pineda, el festival Acords d'Estiu, hasta que hace cuatro, por la crisis, el ayuntamiento dijo que cortaba la subvención. Así que un día me llama Joaquim Gibert, presidente del centro, y me dice: 'Qué, Xevi, ¿nos metemos en esto?' Y nos metimos.

-¿'Meternos en esto'? ¿Seguir con el festival?

-No. Crear un festival nuevo. Vamos y le decimos al ayuntamiento: tú no dejes de poner los 15.000 euros que pones y nosotros vamos a organizar un festival que en cinco años va a ser una referencia nacional. El objetivo era poner a Pineda en el mapa.

-Pues eso es apostar alto. ¿Tan seguros estaban de que era posible?

-¡Claro! Esta es la entidad más potente del pueblo, tiene más de 1.000 afiliados. No tenemos que buscar voluntarios porque los tenemos aquí. Además, había un mínimo de infraestructura técnica, para empezar. Y como no se trata de hacer ganancias, porque es una entidad sin ánimo de lucro, pues eso nos da mucho margen. Aunque tampoco se trata de perder dinero, eso sí.

-¿Y el tema del patrocinio?

-Claro. Hemos ido por todo Pineda, por tiendas y bares pidiendo 500 euros a cambio de sitios en los conciertos. O vamos a los hoteles y vendemos packs, para los turistas. La gente del pueblo se ha comprometido.

-Nuevo festival, nuevo nombre.

-Exacto. Ahora es el Festival Arts d'Estiu.

-¿Y el cartel?

-Es lo principal. La única forma de hacernos visibles es por cartel. No tenemos unos jardines espectaculares como Cap Roig, por ejemplo, ni la repercusión que tienen otros festivales cuando lanzan su programa. Tener buenos carteles es lo que queríamos desde el principio, y en eso nos ha favorecido mucho ser una entidad privada. Los artistas están más dispuestos a negociar con una entidad que con los ayuntamientos, que tardan mucho en pagar.

-Entonces, el criterio a la hora de diseñar el cartel es que…

-Mire, este no es un festival que vaya a descubrir a nadie, y sí, siempre van a ser figuras conocidas. Este año tenemos a Sergio Dalma, a Mishima, Els Pets, a ¡Miguel Poveda! Estamos contentos. A mí a veces me cuesta creerlo, aunque esos eran los objetivos que nos habíamos marcado.