MAESTRA DE LA LITERATURA lÉSBICA

Winterson se confiesa

La autora británica cuenta en sus memorias su complicada infancia

La escritora británica Jeanette Winterson, en una fotografía reciente.

La escritora británica Jeanette Winterson, en una fotografía reciente.

ELENA HEVIA
BARCELONA

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La escritora inglesa Jeanette Winterson (Manchester, 1959) goza en Gran Bretaña de un gran prestigio literario que no tiene su equivalente en España más allá de los círculos feministas o específicamente gays

-donde es una de las diosas del altarqueer-, pese a que aquí sus obras han sido publicadas en el pasado por Edhasa y que en los últimos años Lumen está recuperando sus mejores trabajos y lanzando los últimos. Ahí se encuadra¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, libro de memorias que muy bien podría ser la cara B de muchas novelas de la autora, pero en especial de la que le dio a conocer,Fruta prohibida, que no solo le otorgó popularidad sino que además fue coronada con una adaptación para la BBC en formato miniserie.

Fruta prohibidaconvertía en ficción la dolorosa infancia de Winterson gracias a su prosa inconfundible y lírica. Ella fue hija adoptiva de una pareja de fanáticos religiosos de muy escasos recursos económicos que a los 16 años decidió cortar de un tajo las tóxicas relaciones con la madre -una mujer deprimida que imponía las leyes en la familia: los libros y las muestras de afecto estaban prohibidas-, marchándose de casa para estudiar en Oxford con una beca. Fue entonces, cuando confesó haberse enamorado de una chica, su madre le espetó la frase del título.

La vida privada del escritor es uno de los géneros favoritos de la prensa británica, deseosa de sacar a la luz todos sus secretos. La vida de Winterson ha animado bastantes reportajes, no siempre en los tabloides, en especial las (triangulares) relaciones que la autora mantuvo en los 80 con la agente literaria Pat Kavanagh, esposa de Julian Barnes. Kavanagh abandonó a su marido por Winterson durante un tiempo y luego regresó con él. La historia, de rebote, sirvió de acicate inspirador a dos notables novelas:El loro de Flaubert, firmada por su marido yLa pasión, el encendido homenaje de su amante.

Los detalles de eseaffaireno aparecen en el libro. Winterson salta desde su adolescencia rebelde hasta la madurez de sus casi 50 años, sin esconder sus últimas historias sentimentales ni sus pormenores: la ruptura con la directora teatral Deborah Warner la llevó en el 2008 a un fallido intento de suicidio que alimentó no pocos artículos de prensa.

Sin embargo, lejos del mero espíritu exhibicionista (aunque algo haya), de lo que quiere hablar Winterson es de otra cosa. De la compleja reconciliación adulta con su madre adoptiva ya fallecida. «Era una mujer muy solitaria. Una mujer solitaria que anhelaba que una persona la conociera. Creo que ahora la conozco, pero es demasiado tarde», escribe. Y del posterior encuentro, escrito a tiempo real en el libro, con su recuperada madre biológica -a la que hasta la fecha creía muerta-, que la abandonó para que tuviera «un padre y una madre».

AGRADABLE / Ann, la nueva madre, le resulta a Winterson directa y agradable (con el añadido de un hermanastro igualmente receptivo), y ella no demuestra la menor suspicacia hacia su sexualidad. Pero también es alguien a quien no conoce en absoluto. «He leido un montón de relatos emotivos sobre el reencuentro. Nada de eso se corresponde con mi experiencia ... No siento una conexión biológica».

La escritora, como otras autoras que también han abordado una experiencia parecida, A. M. Homes sin ir más lejos, acaba reconciliándose con su historia. Por dolorosa que esta pueda ser es lo que ha terminado forjando su identidad.