CRÓNICA DE CONCIERTO

Magia blanca con Weyes Blood

El proyecto de la cantautora Natalie Mering cautivó en Sidecar con el repertorio de 'Front row seat to Earth'

Weyes Blood.

Weyes Blood. / periodico

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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En sus comienzos en la Costa Oeste, Natalie Mering coqueteó con el ruido y la experimentación en proyectos como los aguerridos Jackie-O Motherfucker. Con el alias de Weyes Blood practica algo no carente de subtrama ruidosa, pero más cercano a la canción: a cierto folk embrujador de finales de los 60 (Shirley Collins, Anne Briggs), al soft rock de los 70 de los Carpenters, y por qué no decirlo, a la new age de las últimas décadas de Enya, cuyo vibrato remeda en más de una canción.

Al cuarto disco ha llegado la consagración: 'Front row seat to the Earth' ha sido una de las revelaciones de la recta final del 2016; un álbum perfecto, intemporal e insultantemente mágico, en el que cada tema parece un clásico perdido exhumado. Mering vino a presentarlo a Sidecar en la noche del miércoles, en formato de cuarteto y con buen humor.

El grupo salió a escena, pero la música de ambiente no paró. Era primero una música clásica; después, 'Nevermind' de Leonard Cohen. En lugar de hacer señales contrariadas hacia la mesa de sonido, Mering bailó un poco y nos preguntó si había un término en castellano para "blue balls". La música paró y el concierto tuvo que arrancar, pero sospecho que quería hacer un chiste con las "pelotas azules en el corazón" de la segunda temporada de 'True detective' (con la citada 'Nevermind' de Cohen como tema principal).

CAMBIO Y RUPTURA

Arrancaron con 'Diary', inicio también del disco y aviso sobre el terreno emocional de este clásico instantáneo. Su estribillo dice: "Al principio, yo era toda sueños / Los tiempos han cambiado / Ya no soy la misma". Hablamos de un disco de cambio, ruptura, dejar marchar, recomenzar, todo ello con fondo de tecnología invasiva y desconexión disfrazada de interactividad último modelo.

Siguió un acierto tras otro, una etérea estocada en el corazón detrás de otra. 'Used to be' hizo pensar en Karen Carpenter, pero también, cuando la dicción se aceleraba, en la más contemporánea Aimee Mann. 'Be free' sonó a vals delicioso con guitarras líquidas en la onda de The Durutti Column. Pero los hitos indiscutibles fueron 'Generation why', con ese estribillo de acrónimo 'millennial' ('YOLO', 'You Only Live Once') interpretado al estilo, sí, Enya, y sobre todo la balada con desembocadura psicodélica 'Do you need my love'.

Mering se vio obligada, ante el entusiasmo, a hacer dos bises, el primero iniciado con una gran versión de 'A certain kind' de Soft Machine. Magia blanca de otro tiempo. En unos meses, la artista regresará a Barcelona con motivo del Primavera Sound. Muchos ya saben que estarán ahí con ella, toque quien toque, llueva o truene.  

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