El viento del tiempo se lleva a Paco Porrúa

El editor de 'Cien años de soledad' y 'Rayuela' y fundador de Minotauro fallece a los 96 años en Barcelona

Paco Porrúa, en su domicilio de Barcelona en el 2007.

Paco Porrúa, en su domicilio de Barcelona en el 2007. / GUILLERMO MOLINER

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Gabriel García Márquez dedicó así un ejemplar de 'Cien años de soledad' a Paco Porrúa, el editor que confió en el escritor colombiano y publicó el libro en la editorial Sudamericana de Buenos Aires: "Paco: por el viento que se lleva a los elefantes". La imagen, una metáfora sobre el destino que tienen reservado todos los dictadores, venía de un recuerdo de la infancia de Porrúa, un vendaval que arrasó un circo en la Patagonia argentina donde vivió de niño el futuro editor de 'Cien años de soledad', de 'Rayuela', de 'Crónicas marcianas' y de 'El señor de los anillos', director literario de Sudamericana y fundador de Minotauro. Esta vez fue el viento del tiempo el que se llevó a Porrúa, a sus 96 años. El editor y traductor falleció el pasado jueves a las 9.30, tras tres semanas ingresado a causa de una neumonía, en el hospital de la Esperança de Barcelona, ciudad donde vivía desde 1977. Sus restos serán incinerados mañanas, sin ninguna ceremonia por deseo de la familia.

Paco Porrúa, nacido en 1922 en Corcubión (A Coruña) e hijo de un marino mercante, llegó con sus padres a Comodoro Rivadavia (Argentina) con un año. Sus inicios como editor y traductor los dio con la editorial Minotauro, que él mismo fundó al descubrir en Les temps modernes de Sartre a Ray Bradbury y traducir él mismo sus Crónicas marcianas. El catálogo de Minotauro incluyó a autores de primera fila (Philip K. Dick, Ursula K. Le Guin, Kurt Vonnegut, Italo Calvino, William Golding, J. R. R. Tolkien, J. G. Ballard y Angela Carter) y se distinguió por una línea gráfica estilizada, alejada del efectismo pulp de las portadas de género anglosajonas (un legado que aún distingue toda la edición de literatura fantástica y de ciencia ficción en lengua española).

Recientemente, la librería Gigamesh ha bautizado con el nombre de Paco Porrúa su sala de actos, como homenaje al papel clave del editor en el desarrollo de la ciencia ficción en lengua española. De hecho, el editor y librero Alejo Cuervo ha confesado que, inicialmente, su intención era llamar a su librería Minotauro.

El buen gusto demostrado por Porrúa al frente de Minotauro hizo que pronto el editor Antonio López Llausás contara con él primero como asesor, y después como director literario, para la editorial Sudamericana. Demostró su olfato recomendando la publicación de 'Las armas secretas' de Julio Cortázar a pesar del fracaso previo de 'Bestiario', y inició así una relación que le llevó a ser el editor de 'Rayuela', un doble hito, junto con la publicación de 'Cien años de soledad', que a pesar de su discreción le hace merecedor de figurar entre las figuras clave del Boom de la literatura latinoamericana junto con Carmen Balcells o Carlos Barral.

La leyenda de 'Cien años de soledad'

La leyenda dice que Carlos Barral dejó sin leer el manuscrito de 'Cien años de soledad' y vio cómo el libro que forjaría la fama mundial de Gabriel García Márquez se le escurría entre los dedos. No fue así. Pero el camino que unió a García Márquez y Porrúa no dejó de ser azaroso. Después de que Carlos Fuentes recomendara a ese joven escritor colombiano a Luis Haars, y este a Porrúa, el entonces ya director editorial de Sudamericana entró en contacto por carta con él. Gabriel García Márquez le confesó que tenía una novela recién acabada en la que tenía puestas "muchas esperanzas", pero no estaba económicamente tan a las últimas que no tenía ni un peso para enviar por correo el mecanoscrito a Buenos Aires. Solo un anticipo de 500 dólares enviado por Porrúa hizo posible el envío, y la posterior publicación de la novela en 1967.

Porrúa recibió el mecanoscrito en dos partes, y en orden invertido. "No creo haber hecho nada extraordinario, la valía de la obra era incontestable", declaró Porrúa en este diario, en una entrevista con Elena Hevia con motivo del 80º aniversario de Gabriel García Márquez. "Solo hoy me doy cuenta de que Buenos Aires, con la efervescencia cultural de entonces, era el lugar ideal para que apareciera la novela", añadió.

La dictadura argentina hizo emigrar de nuevo a Paco Porrúa en 1977. Se instaló en Barcelona junto con su editorial, y aquí adquiríó los derechos para publicar 'El señor de los Anillos'. En el año 2001 vendió Minotauro a Planeta. La editorial sigue siendo el sello especializado en literatura de ciencia ficción y fantástica del grupo, y reeditando los grandes nombres que Porrúa incluyó en su catálogo.