ARTES ESCÉNICAS

Treintañeros al límite

'La vida resuelta' saca punta al desencanto de una generación en el Teatre Borràs

Los actores de 'La vida resuelta', Cristina Alcázar, Javier Mora y Adriana Torrebejano.

Los actores de 'La vida resuelta', Cristina Alcázar, Javier Mora y Adriana Torrebejano.

MARTA CERVERA / BARCELONA

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Asumir que la vida no es como uno había deseado, dejar de soñar para mirar de frente la realidad es un paso difícil pero inevitable. De todo eso y mucho más habla La vida resuelta, una comedia protagonizada por treintañeros al límite que luchan por hacerse con la única plaza disponible que queda en una guardería. La obra, escrita por dos guionistas de las series 'Aída' y '7 Vidas'Marta Sánchez y José Sánchez Oliva, se acaba de estrenar en el Teatre Borràs. El reparto también está trufado de caras populares: Carlos Santos ('El tiempo entre costuras', 'Los hombres de Paco'), Berta Hernández ('Amar es para siempre',' Tierra de lobos'), Javier Mora ('Los misterios de Laura', 'Aída'), Adriana Torrebejano ('Con el culo al aire', 'Tierra de lobos') y Cristina Alcázar ('Cuéntame cómo paso', 'Aquí no hay quien viva').

La mayoría de los personajes tienen entre los 30 y los 40 y se sienten infelices. «Se dan cuenta de que tener una carrera o una familia no garantiza nada», explica el director murciano Juan Pedro Campoy. Uno de ellos, el más mayor, sufre un enorme complejo de Peter Pan. Acaba de separarse de su pareja y se ha enamorado de una joven veinteañera. Otro, que soñaba con recorrer el mundo como periodista, ha acabado dejando su trabajo para cuidar de su hijo, nacido fruto de su unión con una arquitecta que antepone su profesión a la familia. La tercera candidata a la plaza vacante en la guardería, dispuesta a lo que sea por conseguirla, como el resto, es una mujer embarazada que fue amiga del periodista.

«Me inspiré en historias que veía a mi alrededor. Yo pertenezco a esta generación», dice el director. Suya es la idea original de la obra pero el texto lo firman Marta Sánchez y José Sánchez Oliva. «Me ha encantado colaborar con ellos. Están acostumbrados a trabajar para televisión y se nota en ese ritmo que le imprimen a la obra, que es muy dinámica. La gente ríe y se le pasa la hora y media volando», afirma. La última pieza que dirigió antes de 'La vida resuelta' fue 'Perversiones sexuales en Chicago', de David Mamet. Pero esta manera de trabajar le ha cambiado. «Después de esto no me apetece volver a trabajar con un texto que no haya contribuido a crear. Ya no me apetece», confiesa. «Se han adaptado novelas y películas al teatro. Me parece normal trabajar con gente que domina el lenguaje televisivo», comenta el director. Y no entiende que ciertos puristas del teatro desprecien montajes protagonizados por estrellas televisivas. «Los intérpretes de La vida resuelta han hecho mucho teatro y también cine antes. Y aunque no fuera así, salir en televisión no debe desmerecer a nadie: ahí también se actúa, y muy bien».La escenografía es sencilla. Todo transcurre en una guardería, un espacio en el que los personajes están desubicados, lo que refuerza la idea de su desamparo. «Cuando eres pequeño te sientes protegido», comenta Campoy. «Esa sensación es algo que uno pierde cuando se hace mayor y descubre que no hay red, que la vida es fruto de las decisiones que uno toma, para bien y para mal».El público se ríe aunque la obra no tenga un final feliz. Quizás a la salida del teatro muchos se hagan las preguntas de los personajes y duden sobre si realmente han conseguido alcanzar aquello que deseaban ser cuando fueran mayores. De momento, quien sí lo ha alcanzado es esta compañía que, desde que estrenó el montaje hace un año en el Festival de Teatro de San Javier, no ha parado. Ha hecho gira por España, temporada en Madrid y ahora anima la rentrée teatral barcelonesa.