'El viaje de Arlo', un "wéstern" con dinosaurios

El director Peter Sohn destaca la influencia de John Ford y 'Las aventuras de Jeremiah Johnson' en la última película de Pixar

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BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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En Pixar no se cansan de repetir que el esfuerzo y el talento son recompensados dentro del estudio. A Peter Sohn, neoyorquino de ascendencia coreana, le ha llegado su oportunidad de dirigir su primer largometraje tras 15 años trabajando en la factoría en diferentes departamentos y después de haber contribuido a la creación de películas como 'El gigante de hierro', 'Buscando a Nemo' y 'Los increíbles'.

El reto al que se enfrentaba no era fácil: reconducir un proyecto que Pixar había estado desarrollando durante años y que quedó estancado debido la complejidad de tramas argumentales que lo vertebraban. "Me hice cargo de él en 2009", contaba Peter Sohn a su paso por Madrid para presentar 'El viaje de Arlo'.  'El viaje de Arlo'"La película en un principio contaba con cuatro historias paralelas, ya que tenía lugar en una comunidad de dinosaurios. Pero fue imposible orquestar todo ese material, así que se me ocurrió volver a la idea primigenia: la relación entre un niño (dinosaurio) y un perro (humano), su amistad y su itinerario de aprendizaje".

UNA HISTORIA DE SUPERVIVENCIA

A partir de ese momento, se pusieron a trabajar. Visitaron museos, se entrevistaron con paleontólogos y viajaron al Oeste para capturar su esencia. "Queríamos que la película fuera fronteriza, reflejar esa luz crepuscular e intentar retratar la inmensidad del terreno, como en las películas de John Ford o David Lean. En realidad es un wéstern, una película de supervivencia en medio de la naturaleza, como 'Las aventuras de Jeremiah Johnson'".

Lo cierto es que la naturaleza, tan bella como cruel, se convierte en un personaje más dentro de la película. "El mundo es peligroso y hermoso al mismo tiempo. Y en la naturaleza conviven fuerzas constructoras y destructoras. Por ejemplo, está el río, que desata la tragedia para Arlo, pero también se convierte en su camino de salvación para llegar a casa, como si fuera la senda de baldosas amarillas de 'El mago de Oz'".

De nuevo asistimos a un prodigio de minuciosidad a nivel técnico y formal. Los paisajes son copias exactas de pinturas al óleo realizadas para cada uno de los fondos, mientras que las texturas topográficas fueron creadas por ordenador para alcanzar las mayores cotas posibles de realismo gráfico.

MAGIA CON PRECISIÓN

Técnica y corazónEsa es la clave de Pixar. Conseguir que la precisión estilística se encuentre al servicio de una historia con alma y emoción, en este caso la del pequeño dinosaurio Arlo, que tendrá que enfrentarse a la pérdida de sus seres queridos y asumir sus miedos e inseguridades en medio de un entorno hostil en compañía de un niño salvaje que se convertirá en su único y fiel compañero de viaje. "Quería que fuera una historia casi sin palabras. Una de las cosas que me hizo enamorarme de la animación durante mi infancia fue que eran las únicas películas que mi madre, que era coreana y no entendía el inglés cuando nos mudamos a Estados Unidos, entendía, ya que utilizaban el lenguaje de la emoción".

Peter Sohn cuenta que John LasseterJohn Lasseter le enseñó que había que escarbar en las cosas, en los personajes, llegar hasta su verdadera sustancia interior. "También  me enseñó que hay que luchar por aquello que amas, y que hay aprender a fracasar para poder seguir adelante. Creo que el secreto de Pixar es que utiliza emociones reales para confeccionar sus historias. Incorporamos nuestros propios errores en la vida, nuestros traumas e incertidumbres. Vertemos nuestra experiencia, y con ello, y mucha paciencia, intentamos hacer la mejor película posible, con pasión, esfuerzo y dedicación".