CITA CON LOS MEJORES ARTISTAS DE LA CARPA

Vendaval de emociones

La tramontana asomó en una de las funciones del Festival del Circ de Figueres, que hoy celebra la gala de premios Los acróbatas aéreos y los saltadores rusos alucinan al público

Trapecios volantes  8 El circo de Pyongyang de Corea del Norte asombra con un cuádruple salto mortal.

Trapecios volantes 8 El circo de Pyongyang de Corea del Norte asombra con un cuádruple salto mortal.

IMMA FERNÁNDEZ / FIGUERES

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Eolo, travestido de enfurecida tramontana, a punto estuvo de amargarles la visita a los más pequeños, en la función matinal escolar del viernes del Festival Internacional del Circ Ciutat de Figueres, que este lunes celebra la gala final con el reparto de premios. La fantástica nueva carpa aguantó firme las embestidas, aunque se quedaron sin presenciar una de las mayores atracciones de esta 4ª edición: los trapecios voladores del National Circus of Pyongyang, protagonistas de un hito: el cuádruple salto mortal lanzado de la barra del trapecio a un portador en movimiento. Ante el vaivén de cables, postes y trapecios, se impuso el seny: no era cuestión de poner en peligro a los coreanos, que dejaron boquiabiertos a los espectadores en el resto de funciones, ya con Eolo calmado.

En el festival que dirige Genís Matabosch, también jefe de pista, el griterío de los críos funciona como termómetro del riesgo. «¡Qué increíble, ni en sueños me lo hubiera imaginado!», exclamaba Fátima, de 7 años, entre los «ohhhhh» de admiración mientras la troupe china de Yunnan dibujaba figuras y torres combinando equilibrios, icarios y antipodismo (malabares con los pies). Luego saltó Gustavo Sartori, un atractivo brasileño que actuó en la gira de The Hole 2. Empezó el número de cintas aéreas con mal pie, cayéndose por un resbalón desde media altura, aunque mantuvo el tipo y acabó disparando los suspiros y aplausos de los escolares.

En la misma función también se cayó uno de los acróbatas del dúo Solís, hermanos nicaragüenses que desafían los límites de la fuerza muscular en un mano a mano. Pero había truco en la caída, como bien descubrió Piti Español, antaño trapecista y hoy guionista de series y películas como Los Pelayos o Cerca de tu casa, actualmente en rodaje. «Es cuento, lo han hecho a propósito para aumentar la expectación», vaticinó, y los protagonistas lo confirmaron después. Son las triquiñuelas de los artistas para tensionar aún más las fibras de un público con el corazón en un puño.

Con una mano ensangrentada acabó el venezolano Agostino Maltese, el jueves, otro número de vértigo que cortaba el hipo: el péndulo de la muerte, una gran rueda por la que corre el especialista a más de diez metros de altura sin sujeción alguna. Los «ahhh», a los que contribuía Maltese simulando tropezar, le acompañaron en todo el ejercicio. Pero la sangre no era de pega: «La estructura es nueva y tengo que pulirla bien para no hacerme estas heridas», contó.

El vendaval de emociones -24 números inéditos en las pistas europeas- ha abarcado desde las cardiacas disciplinas aéreas a los malabares, saltos, equilibrios o el volteo ecuestre. Entre los tops del riesgo,  la troupe rusa Trushin de saltadores a la báscula, que a la secuencia de piruetas, triples y hasta cuádruples saltos mortales, añade inverosímiles saltos en zancos.

El hombre de goma

También impactaron Jonatan Riquelme, con el rola-bola aéreo; un número coreano de antipodismo de extrema precisión; y el contorsionista ruso Aleksandr Batuev, con una elasticidad más propia de las féminas. Daba grima ver su cuerpo retorcido hasta meterse en una pequeña caja. La sensualidad de las ucranianas Duo Essence, que aunaron belleza y dificultad sobre la barra, dio un respiro al personal, que agradece también los gags de los payasos. El mexicano Rulo es mucho más que un clown. «Trabajé de especialista tres años pero lo dejé porque se sufren muchas fracturas y quería conservar el físico», explicaba el cómico, actor y virtuoso del monociclo y el diábolo. El más difícil todavía llega también a las narices rojas.