LOS PRODUCTORES DE 'PULMONS' LLEGAN AL CÍRCOL MALDÀ

Varapalo a los optimistas

Sixto Paz estrena 'Bruno & Jan (& Álbert)', del debutante Jan Vilanova

Jan Vilanova (derecha) y el guitarrista Albert Casanovas, en el montaje.

Jan Vilanova (derecha) y el guitarrista Albert Casanovas, en el montaje.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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H e aquí un autor primerizo, Jan Vilanova, de la compañía y productora Sixto Paz, que rechaza ver la vida de color de rosa, como nos la pintan los que nos gobiernan y los gurús de la autoayuda. Se ha empeñado en declarar la guerra a los optimistas; a los que, cegatos o insensatos, ven siempre el vaso medio lleno. Lo cuenta en 'Bruno & Jan (& Álbert) O la dictadura dels optimistes sense escrúpuls', que él mismo, a indicación del director, Pau Roca, interpreta en su debut escénico junto al actor Bruno Bergonzini, contrapunto positivo.

El guitarrista Albert Casanovas les acompaña en una propuesta con una insólita promoción. Los que quieran ver la representación recibirán las entradas en el domicilio a la hora y día que indiquen, en mano y sin intermediarios, tras «pasar un protocolo secreto» (pueden dirigirse a adriana@sixtopazproduccions.com), anuncia el ideólogo, David Costa. El Círcol Maldà acogerá, del 7 al 24 de mayo, la nueva obra de los productores de 'L'efecte' y 'Pulmons', uno de los grandes éxitos de la escena alternativa reciente, con la que ya probaron otra nueva estrategia de gestión teatral: la taquilla inversa.

Doble reto

Cuenta Vilanova que se enfrenta al doble debut con la tranquilidad de no tener que recrear un personaje. «En el escenario soy yo mismo», aduce. El director va más allá: «Si sufre porque se pone nervioso, mejor, será más real».

Explica el joven dramaturgo que el origen de su bronca a los 'happyflowers' aconteció en China, bajando dificultosamente las escaleras de un templo con Roca y otro amigo. Fue un asomo de degeneración física que ¡zas! le hizo reflexionar sobre «las fatalidades de la vida» y el paso del tiempo. «Empezamos a quejarnos de dolor en las rodillas, la tendinitis... Me di cuenta de que nos hacemos mayores y las cosas van a peor», detalla. A partir de la constatación de pequeñas calamidades del día a día decidió escribir un monólogo sobre «la dictadura del optimismo desmesurado» que inunda nuestra existencia. Su planteamiento le lleva incluso a tachar de irresponsables a esos ilusos. El exacerbado entusiasmo puede conducir «a la irreflexión con resultados catastróficos», afirma el autor.

«¿Por qué el pesimismo está tan denostado? ¿Por qué no somos más críticos?». Él pide respeto a los que atisban los nubarrones en el horizonte. Ve el vaso medio vacío y lo defiende. La experiencia le respalda: en la pasada temporada, cayeron de la cartelera dos obras suyas a poco del estreno. Ha reescrito una de ellas (que debía llegar al Lliure) tras la advertencia de Bergonzini. «Suerte que no la hemos hecho porque nos hubiéramos hundido», le soltó. Vilanova encajó el doloroso golpe sin resquemor: saltarán juntos al ring escénico para su combate de ideas.