«No vamos a fingir ser cineastas comprometidos»

Entrevista con los directores franceses Eric Toledano y Olivier Nakache, que acaban de estrenar 'Samba'

Olivier Nakache y Eric Toledano.

Olivier Nakache y Eric Toledano. / periodico

NANDO SALVÀ

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Después del éxito planetario obtenido gracias a 'Intocable' (2011), los directores franceses Eric Toledano y Olivier Nakache vuelven a combinar humor y retrato social en 'Samba', una comedia romántica situada en el contexto de la problemática de la inmigración ilegal en Francia. El filme llegó el viernes a nuestros cines.

-¿Cómo se maneja un éxito como el que 'Intocable' les proporcionó a ustedes?

-Eric Toledano: Intocable fue como un tsunami, algo abrumador. Y semejante éxito no es necesariamente más fácil de manejar que el fracaso. De repente toda la atención estaba puesta en nosotros, recibíamos cientos guiones, nos llegamos a sentir acorralados. De haber hecho caso a la presión habríamos acabado repitiendo la fórmula de 'Intocable', pero queríamos asumir retos.

-Olivier Nakache: Sabíamos que no íbamos a repetir el mismo éxito, y no pasa nada. No somos atletas, no tenemos que batir ningún récord. Es lo bueno de no hacer películas de 200 millones.

-¿Qué les llevó a centrarse en la inmigración ilegal?

-O. N.: Ambos tenemos orígenes vinculados a la inmigración, y mientras viajábamos por el mundo promocionando 'Intocable' nos afectó mucho comprobar lo fácil que nos resultaba cruzar fronteras en cuestión de segundos con solo un pedazo de papel, mientras que para muchos hacerlo implica pasar varios años de clandestinidad, cambiar de nombre y hasta de identidad para sobrevivir.

-¿No es un riesgo hacer chistes sobre un tema tan delicado?

-E. T.: No, ¿por qué? No vamos de repente a fingir ser cineastas comprometidos. No somos Ken Loach. La inmigración es un tema casi siempre acaparado por debates ideológicos entre la izquiera y la derecha, y al final nadie habla de la dimensión heroica de quienes tienen el coraje de abandonarlo todo y afrontar los peores peligros y humillaciones por un futuro. Nuestro objetivo no es denunciar nada sino hablar de la paradoja francesa desde un enfoque distinto al de los telediarios.

-¿A qué llaman la paradoja francesa?

-E. T.: Francia es un país rico en cultura, historia y valores, y sin embargo, sumido en el pánico. Es un país en el que hay mucho más mestizaje que en Inglaterra o Alemania, por ejemplo, pero la convivencia es cada vez más complicada. ¿Cómo es posible que cada vez más gente vote al Frente Nacional y, a la vez, un actor negro como Omar Sy sea la personalidad preferida de los franceses? Espero que 'Samba' ayude a abrir os ojos a quienes solo votan al Frente Nacional por miedo a lo desconocido.

-Tanto 'Intocable' como 'Samba' hablan de dos personas opuestas que acaban conectando. ¿Tiene que ver con su propio caso?

-O. N.: Está claro que sí. Trabajar a cuatro manos es algo antinatural cuando se dirige una película pero a nosotros nos funciona. Trabajar juntos nos previene contra el exceso de ego, y eso es muy importante en una industria en la que la palabra más pronunciada es «yo, yo, yo, yo». No tenemos ni los mismos gustos ni la misma visión de la vida, de modo que nos complementamos. Un buen dúo es aquel en el que 1+1 son más que 2.

-Se les suele acusar de que abusan de la sensiblería y los buenos sentimientos, ¿qué responden?

-E. T.: Hacemos un cine popular en el sentido más noble del término, ¿qué tiene eso de malo? ¿Para qué hacer que el espectador se sienta mal? No tenemos reparos en expresar nuestros sentimientos. Y usamos la risa como preámbulo de la emoción. En cuanto el público se ríe, está más predipuesto a abrir su corazón. Es nuestro método, y está claro que funciona.