CRÓNICA

Unos aplastantes Refused

La banda hardcore exhibió energía en Apolo

JUAN MANUEL FREIRE
BARCELONA

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«La hora ha llegado, no hay escapatoria», dijo una voz en off antes del salto al escenario de Refused, el lunes en Apolo. Pero nadie quería escapar, sino todo lo contrario: dejarse vapulear por el revitalizado grupo sueco, todavía fulminante casi un par de décadas después de su supuesto momento de gloria.

Con el primer riff de Elektra, apertura de su nuevo disco Freedom, primero en 17 años, alguien lanzó un vaso hacia el líder Dennis Lyxzén, quien logró desviar el objeto volador con una patada certera. Líder sin apenas parangón, Lyxzén combinó toda la noche energía y precisión, rabia y elegancia.

No tardaron en citar The shape of punk to come, su gran obra maestra de 1998, primero con su corte titular (origen del primer pogo serio de la velada) y después con Refused party programRefused are fucking dead o la inevitable, irresistible New noise.

Lyxzén no habló al público hasta mitad de la actuación, cuando dio las gracias «por bailar con nosotros» y, tras despotricar de políticos y periodistas (ejem), presentó 366 como un tema sobre el terrible naufragio de refugiados ante la costa de Lampedusa del año pasado. Su consejo para los gobiernos del mundo: «Abrid las jodidas fronteras y cuidémonos los unos a los otros».

Refused son conocidos por ofrecer actuaciones breves y a la encía, pero el lunes llegaron casi hasta la hora y media. Noche gloriosamente agotadora.

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