Una novela que respira el espíritu 'underground' de la revista 'Víbora'

El universo zombi de Hernán Migoya

El escritor convierte a políticos españoles en muertos vivientes

El autor Hernán Migoya, fotografiado con su novela en la sede barcelonesa de Ediciones B.

El autor Hernán Migoya, fotografiado con su novela en la sede barcelonesa de Ediciones B.

ERNEST ALÓS
BARCELONA

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Quien viese a Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba en el cara a cara televisivo quizá detectase cierta rigidez muscular (aún mayor en el caso de Manuel Campo Vidal) y dificultades de expresión, amén de miedo ambiental y un contenido deseo de comerse vivo al adversario. EnUna, grande y zombi(Ediciones B), la última novela de Hernán Migoya (Ponferrada, 1971), una escena como esta acabaría con los dos contendientes abalanzándose para devorarse las partes ocultas bajo la mesa del debate. Literalmente. Porque se trata de una historia demente en la que España es víctima de un contagio zombi en el que, conspirando entre bambalinas, acabarán apareciendo hasta Fraga, Franco y Millán Astray. Que bien mirado, manco, tuerto y asesino, ya tenía un algo de muerto en vida.

¿Digamos que es una novela burra? «Burra», asiente Migoya, que se siente «honrado» cuando se le dice que el libro respira por los cuatro costados el espírituunderground delVíbora, la incorrectísima revista de cómic de la que fue redactor jefe durante seis años. «Quería hacer una novelapulp, literatura popular, de género fantástico, en la que el lector se lo pase muy bien leyendo situaciones límite de terror y acción, que sea al mismo tiempo un homenaje a Richard Matheson y a José Mallorquí, Armando Matías Guiu y Víctor Mora, en que la mala leche pueda ir por la vía del humor», explica Migoya.

«A QUIEN LE PIQUE, DOS PIEDRAS» /Con un sambenito encima desde suTodas putas, convierte en víctima de un asqueroso ataque caníbal-sexual ya en el primer capítulo a Leire Pajín. ¿No escarmienta? «Lo que me pasó es precisamente lo que me ha convencido de que no hice nada malo y que he de seguir por este camino. La sátira es esto, y a quien le pique, dos piedras. Lo he hecho como un desahogo, que espero que comparta el lector, contra estos políticos que tenemos. Los he convertido en zombis para poder hacer con ellos lo que la gente querría hacer». No solo hay políticos, Camp Nou, Valle de los Caídos y esas inquietantes botellas de vino con la bandera española y el retrato de Franco, que quede claro. También hay unaroad moviecon historia de amor entre una zombi, un catalán de piel negra y un boig noi como tercero en discordia.

Decir que algunas escenas de la novela son de mal gusto se queda corto. Quien lea las primeras páginas verá que los ataques caníbales tienen carácter sexual cuando las víctimas son mujeres. ¿Carne de denuncia ante fiscalía? «A Rajoy y a Pepiño Blanco también les comen… Mira la página 287… ¿Queda contestada la pregunta?», responde. Pues sí. «Me doy miedo a mí mismo, tengo un problema de autocensura, no sé cuándo parar cuando escribo», confiesa Migoya.

¿Se anima a teorizar lo zombi? Un poco: «Hay un marco más general, que es el regreso del terror. Cuando estudiábamos cine nos explicaban cómo la paranoia anticomunista de los 50 se reflejaba en los clásicos del cine fantástico. Hoy estamos pasando otra vez por una época en la que la gente necesita vehicular unos miedos brutales».

Eso sí, el escritor criado en Barberà del Vallès, que vive tan contento en el Guinardó, advierte de que no es particularmente fan del fenómeno zombi. «Solo es una excusa para poderme pasar tres pueblos. Convertir a los personajes en muñecos a los que les puede pasar de todo, poder escribir escenas gore, terroríficas y asquerosas de verdad». Pues eso.