ABIERTA HASTA EL 18 DE MARZO

Una gran retrospectiva revela el compromiso político de Miró

La exposición de Joan Miró.

La exposición de Joan Miró. / jmc/cat

NATÀLIA FARRÉ / Barcelona

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Joan Miró (Barcelona 1893, Palma 1983) fue un pintor poético y colorista, pero también fue un artista comprometido con su tiempo y, sobre todo, con su país: la lealtad a Catalunya está presente en toda su trayectoria. Y esta faceta que explica su posición dentro del mundo y la época que le tocó vivir --una trayectoria de 90 años durante los cuales se sucedieron dos dictaduras, una república y una guerra civil y dos guerras mundiales-- es lo que explora Miró. La escalera de la evasión, en la Fundació Miró hasta el 18 de marzo.

Se trata de la exposición más ambiciosa e importante que acoge Barcelona --y el país-- acerca del pintor catalán desde que en 1993 se celebró la retrospectiva de su centenario. En total la muestra, organizada conjuntamente con la Tate Modern de Londres y concebida por Matthew Gale y Marko Daniel en colaboración con Teresa Montaner, reúne más de 170 obras procedentes de colecciones públicas y privadas de todo el mundo. Y exhibe telas que difícilmente volverán a verse en Barcelona --la tendencia es que las piezas cada vez viajen menos, tanto por un problema de conservación como de revalorización de los fondos que las acogen--, es el caso de La masía, Naturaleza muerta del zapato viejo, La tierra labrada, y el tríptico Azul, por citar solo algunos ejemplos.

Siete décadas de producción

Además, de una exposición de tesis centrada en la respuesta de Miró a los acontecimientos políticos que vivió, La escalera de la evasión puede leerse también como una retrospectiva, no en vano abarca siete décadas de producción del que "fue uno de los grandes maestros del siglo XX", según Daniel. "La muestra no tiene una ambición antológica porque hay muchos aspectos artísticos de Miró que aquí no están representados. Pero sí da una visión de toda su trayectoria y cómo esta estuvo comprometida social, política y humanamente", puntualiza.

Así, las piezas se organizan cronológicamente y se agrupan en los tres momentos en que el compromiso de Miró fluye con más intensidad: la etapa temprana y su vínculo con la catalanidad que nunca abandonará, los años de la guerra civil y el nacimiento del nuevo lenguaje del artista y, por último, la dictadura franquista y las pinturas monumentales. De Nord-Sud (1917) a La esperanza del condenado a muerte (1974), pasando por Mujer en rebelión (1938) y las 50 litografías de la serie Barcelona (1944).