Las adaptaciones

Una empresa difícil

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Desde la primera adaptación al cine del Quijote, una versión muda de 1908, dirigida por Narciso Cuyás, se han revelado muy grandes las dificultades que entraña traducir en imágenes la obra de Miguel de Cervantes. A diferencia de las adaptaciones musicales, en las que el espectador no aspira a mucho más que a encontraren el escenario la iconografía de la novela, en el cine y en la televisión los objetivos son más ambiciosos, bien para ceñirse a la fidelidad del texto -la teleserie de Manuel Gutiérrez Aragón con guion de Camilo José Cela- bien para utilizar la obra como simple referencia. Ese es el caso del Don Quijoteinacabado de Orson Welles, montado por Jesús Franco en 1992 a partir de las notas de Welles. «Es un trabajo que reúne méritos», cree Rico.

Quizá el mayor proyecto nunca realizado de llevar la novela al cine fue el del ruso Serguei Eisenstein, permanentemente atraído por la cultura española, y por el Quijote en particular, como tantos compatriotas suyos. Eisenstein llegó a fotografiarse vestido como el hidalgo, pero al final el esbozo de guion en el que trabajó sirvió para realizar el musical dirigido por Wilhelm Pabst en 1933.