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IOSU DE LA TORRE

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Observen con atención esta hermosa acuarela. Respiren hondo, dediquen unos minutos a reflexionar qué cuenta el retratado. Pronto podrán admirarlo en una de las salas del MNAC. 'El santó de Darcagüey' es, en la distancia de más de un siglo, el equivalente a los hombres y mujeres de Mali capturados por las garras pincel de Miquel Barceló. Venimos de África, vivimos en Europa con la mirada puesta en Oriente.

Los viajes de Tapiró y Barceló al continente son un regreso a las raíces, a la infancia, el testimonio de dos tiempos distintos en un espacio único, irrepetible. Mientras el pintor de Felanitx se aventuró en taparrabos por tierras subsaharianas, Tapiró acompañaba a aquellos primeros catalanes que hicieron negocios en las colonias de Marruecos. Podemos imaginar al pintor de Reus sumergido en un cuadro de Fortuny o entre los secundarios de una película nunca rodada por Bernardo Bertollucci. El bullicio de un bazar de Tánger antes de Paul Bowles. Pipas de agua, velos, chilabas, camellos, perros que ladran, niños que corren mientras el viajante Rovira transporta telas para uniformar a la carne de cañón que está por desembarcar. En un escenario como este brotó la mejor cosecha de  Tapiró, la que llaman obra orientalista.

Miren de nuevo a 'El santó Darcagüey': África en Barcelona, Europa.

Hay que celebrar que el MNAC haya adquirido la pieza en un mercado del arte dominado, en estos años de crisis, por los multimillonarios de China, la India y emiratos árabes. Oriente, siglo XXI, catarí que te vi. Catar en Barcelona, no solo en las gradas del Camp Nou o en la camiseta que bajó a la espalda el logo de Unicef . Hay que averiguar si sobró alguna de las muchísimas botellas de champán descorchadas en el banquete de la fastuosa boda india del pasado 5 de diciembre. El alquiler de la sala oval ha permitido la conquista del cuadrito. El brindis debe dirigirse a Pepe Serra, director del museo, por pelear por la obra de Tapiró, tan desconocido por el gran público como cotizado en las casas de subastas donde los jeques árabes se retan en el quién da más. Por las obras de Tapiró también suspira Sheikha al Mayassa, la hija del emir de Catar que construye el sueño de convertir Doha en la capital mundial del arte. 'Los jugadores de cartas', de Cézanne, y el tríptico de Bacon, ya en su poder, muestran por dónde disparan los catarís. Y quizá el próximo abril presten tres acuarelas que completarán la expo dedicada a este contemporáneo de Fortuny.

Aires de subasta. A la una, a las dos, a las tres, ¡adjudicado! 'El santó Darcagüey' es del MNAC. Contémplelo. No se lo pierdan. Gracias.