Daft Punk

No triunfan por la cara

¿Qué hay detrás del casco futurista de los grandes triunfadores de los Grammy? Dos músicos franceses muy celosos de su anonimato en la era de internet.

Una de las pocas imágenes a cara descubierta de Guy-Manuel de Homem-Christo (izquierda) y Thomas Bangalter, tomada en 1995.

Una de las pocas imágenes a cara descubierta de Guy-Manuel de Homem-Christo (izquierda) y Thomas Bangalter, tomada en 1995. / periodico

POR ELIANNE ROS

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Adiferencia de François Hollande en sus citas amorosas, los miembros de Daft Punk han conseguido -a pesar de alguna reciente fuga 'on line' y de unas pocas imágenes de dos décadas atrás - mantener el anonimato detrás del casco. Una proeza tan extraordinaria en la era de internet y los paparazis como recibir cinco Grammy de una tacada en categorías como el mejor álbum por 'Random Access Memories' y mejor tema por el éxito planetario 'Get Lucky', cantado por Pharell Williams. Con más de 10 millones de discos vendidos a lo largo de su carrera, el dúo francés  triunfa sin dar la cara.

¿Qué se esconde tras su 'look' futurista? ¿Responde a una estrategia de márketing o a un visceral apego a la vida privada? Todo empezó en 1987 en el Liceo Carnot de París. Allí se conocieron Thomas Bangalter (Suresnes, 3 de enero de 1975 ) y Guy-Manuel de Homem-Christo (Neuilly-sur-Seine, 8 de febrero de 1974).

De la periferia chic

A los dos adolescentes de la periferia chic de la capital les unían los mismos gustos musicales. Influenciados por los Beach Boys y los Stones, en 1991 decidieron formar su propio grupo de rock, Darlin', con Laurent Brancowitz, futuro miembro de Phoenix. Se disolvieron pronto, y los dos amigos empezaron a trabajar juntos. La prestigiosa revista musical 'Melody Maker' calificó una de sus canciones de «daft punky trash». O sea, de punk idiota y desastrado. La publicación estaba lejos de imaginar que su mordaz crítica inspiraría el nombre de uno de los grupos más legendarios de la historia reciente de la música electrónica.

Bangalter se crió en el mundillo. Su padre, Daniel, fue cantante y productor de discos en los años 70. Y Homem-Christo procede de una importante familia portuguesa. Una foto hecha en Londres en 1995 muestra a Bangalter, rizos rubios y cortos, y Homem-Christo, melena oscura y lisa, con un aire reservado y un estilo más anglosajón que francés.

«Tenían una visión internacional de su carrera», recuerda Emmanuel de Buretel, entonces jefe de Virgin en París, su primera discográfica. El tándem optó por crear su propia estructura de producción, Daft Art, con la sede en Los Ángeles, que les permite ser dueños de su música, su imagen y sus vídeos. Su filosofía la resumió así Thomas: «Queremos más control que dinero. No puedes tenerlo todo. El control es libertad».

Su obsesión por el control se extendió a la imagen. A raíz del éxito de su primer álbum en 1997, 'Homework', empezaron a rechazar entrevistas y emisiones de televisión. Y descubrieron las ventajas de cultivar el arte del misterio. Aparecieron difuminados en las imágenes hasta que, para la salida de su segundo álbum, 'Discovery', en el 2001, dieron con los personajes que les servirían de escudo contra los inconvenientes de la fama. «Han conceptualizado su historia como hizo el grupo Kiss. Es práctico para poder llevar una vida tranquila», analiza Buterel.

Los suyos no son unos robots cualquiera. Son auténticas máquinas de guerra. Los cascos, fabricados en Ohio, están concebidos para evitar los reflejos de los flases y hechos a medida con materiales utilizados por la NASA. En el resto del atuendo sale la vena francesa. Casi siempre llevan un traje o esmoquin de Yves Saint Laurent diseñado por su estilista fetiche: Heidi Slimane.

El hermético caparazón les permite vivir a caballo entre París y Los Ángeles sin ser reconocidos por la calle. El músico Kavinsky, amigo del grupo, que les acompañó en la gira del 2007, se dice impresionado por su «sencillez, modestia e inteligencia». Cuenta que, paseando con ellos en una ciudad holandesa, un transeúnte le reconoció y quiso hacerse una foto con él. «Pidió a Thomas y Guy-Manuel que tomaran la foto. ¡No tenía ni idea de que esos dos tipos eran Daft Punk!».

Pero su preciado anonimato se resquebrajó recientemente, cuando JPatt, miembro de The Knocks, colgó en Facebook una imagen de los dos músicos a cara descubierta -aunque a cierta distancia y algo borrosa- tomada sin que se dieran cuenta en una fiesta de Sony, su actual discográfica. La foto se retiró rápidamente, pero corre por la red. La indignación del grupo fue monumental.

Ambos son padres de familia -Thomas tiene dos hijos con la actriz Elodie Bouchez- y huyen de la vida mundana. «Son bastante caseros, hay que empujarlos para que salgan. No son nada bling-bling [horteras ostentosos] y sus casas son discretas, como ellos», relata Kavinsky. «Durante la gira americana Bangalter se pasó un mes con unas Nike agujereadas. Casi lo tuvimos que arrastrar por la fuerza para que se comprara otras», revela.

Rihanna y Lady Gaga, no

De hecho, su imagen de robots hipertecnológicos y sofisticados está en las antípodas de los personajes reales. Ni uno ni otro utilizan las redes sociales. Personalmente, Facebook y Twitter no les interesa. Aunque entran en el juego del 'show business', mantienen celosamente su independencia. «Todo el mundo sueña con trabajar con ellos. Su notoriedad les habría permitido colaborar con Rihanna o Lady Gaga», subraya Stephane Espinosa, de Virgin.

Sin embargo, el grupo de moda ha preferido a viejas glorias, como Giorgio Moroder, uno de los fundadores de la música disco, o Nile Rodgers, de Chic. «No se mueven por el cálculo, sino por el placer», sentencia Espinosa. Si bien han rechazado participar en los premios Victoria -los Grammy franceses, con los que no se identifican-, su mayor honor fue tocar en el Staples Center con su ídolo: Stevie Wonder. En la ceremonia, ni siquiera tomaron la palabra. Su música habla por ellos.