Torrencial James Blake

El tema del silencio y el respeto en los conciertos empieza a convertirse en un drama serio. Si no hay butacas por medio, cualquier espectador se cree con derecho a mantener conversaciones en voz alta (muy alta) por el mero hecho de haber pagado la entrada. Y eso en el directo de un artista como James Blake puede dar al traste con el disfrute de muchos instantes.

Este año, el joven Blake (23 años) ha sorprendido con un disco de debut homónimo en el que empleaba sus conocidas dotes como productor electrónico (de dubstep, en particular) para lanzarse a crear canciones en la estela melancólica de un Antony, un John Martyn, un Mark Hollis. En la estela de este último, sobre todo: como el líder de Talk Talk, Blake se mece en paisajes sonoros donde importa tanto lo ocupado como lo vacío; hay espacio, hay silencio.

Pero en el Razzmatazz de silencio había poco. ArrancaUnluck, con sus voces hipnóticas retorcidas por elauto-tuney sus teclados reptilíneos, y es como si la actuación no hubiera empezado; algarabía, codazos, griterío. Blake, a los teclados y la voz, acompañado por un batería y un guitarrista, lo intentó después con laportisheadiana Tep and the logic; el nuevo single Love what happened herey su ritmo como de cristales rotos; o la sublimeI never learnt to share, siempre con grandes resultados artísticos pero reducida capacidad para hacer callar a gran parte de un público que parecía pasar por allí por casualidad.

El asunto, para suerte de todos, cambió con una repesca de su época más clubber(CMYK, en enorme versión orgánica y mutante), la gloriosa versión del Limit to your love de Feist yThe Wilhelm scream.Para el bis se reservó una versióncon bandadel tema electrónicoAnti-war dub (Digital Mystikz) que calló casi todas las bocas. Este cronista casi llegó a las manos, en cualquier caso, cuando el ruido volvió paraA case of you,una versión de Joni Mitchell con Blake solo al piano. Pura, sentida delicatesen para degustar en soledad.