Dos grandes lanzamientos discográficos

Un Tom Waits total

El cantante funde extremismo sonoro y sentimiento en 'Bad as me'

Tom Waits, que publica su primer disco con nuevas canciones desde el 2004, en un foto promocional.

Tom Waits, que publica su primer disco con nuevas canciones desde el 2004, en un foto promocional.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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Tom Waits difícilmente volverá a ser el tabernero romántico que, en una de sus canciones de los 70, juraba que quien estaba borracho era el piano, y no él. Hace mucho que descubrió que jugar a la herrería sonora y cubrir sus canciones de polvo, grasa y cacofonías era divertidísimo, y no parece que esa evolución tenga marcha atrás. Pero su nuevo disco,Bad as me, que sale hoy a la venta, tiene algo de depuración y síntesis de todo lo asimilado a lo largo de casi cuatro décadas: está el Waits extremo y estridente, pero también elcroonersinuoso que se pone melancólico en un rincón del cabaret.

No es un retorno al Waits de 1976, ni al de 1985, si bien su variedad insinúa semblanzas con la era deRain dogs, aunque en versión de baja fidelidad, con producción nublada. El Waits deBad as me, su primer disco con canciones nuevas desde el admirableReal gone(2004), que su autor permitió escuchar a través de su web, vía invitación, la semana pasada, es un roble milenario cuyo tallo acumula capas y capas de vivencias.

Ahí hay lamentos de cuneta, guerras mundiales de callejón insalubre, números circenses, dardos antimoralistas y horas de cine negro. Un Waits panorámico e integral, cocinado, una vez más, de la mano de su esposa, Kathleen Brennan, coautora de todas las canciones y coproductora del disco; un personaje troncal en su modus operandi que se mantiene misterioso, alejado de los focos. Imposible saber cuál es la proporción de sus aportaciones a la obra.

CHATARRA Y BALADAS / La canción que da título al disco,Bad as me,difundida a finales de agosto, reanima al Waits alarmista y pantanoso; una mezcla Screaming Jay Hawkins y Captain Beefheart que incordia a quienes se creen mejores que él; más puros o elevados. Es uno de los ángulos de una grabación rica en vértices hirientes: están la duraRaised right men(con citas a figuras pretéritas del hampa, como Gunplay Maxwell, pistolero bostoniano del siglo XIX) o esa Hell broke lucecon guitarras chatarreras, trombón, disparos de metralleta, explosiones y una percusión que suena a saco de arena azotado por una vara. Hay rockabilly remoto y viscoso (Let's get lost) y puestas de sol fronterizas (Put me back in the crowd).

Y, a partir de la sexta canción, un rosario de baladas crepusculares y lamentos de medianoche: el vals dePay me, con piano lacrimógeno en su fundido final; el jazz negro deKiss me, unLast leaf melodramático en la estela del viejoTime, y el aire a opereta sentimental deNew year's eve, que en su estribillo se apropia de las solemnes estrofas del popularVals de las velas(oL'hora dels adéus).

Ojo,stonianos:Satisfiedda la réplica a (I can't get no) Satisfaction(«Digo que tendré satisfacción / Tendré satisfacción / antes de irme») y cita a Jagger y Richards. Este último aporta su guitarra en esta y en otras dos canciones, sumándose a una nómina de colaboradores repleta de los valiosos nombres habituales: Marc Ribot, David Hidalgo (Los Lobos), el armonicista de blues Charlie Musselwhite, Larry Taylor y Les Claypool (Primus), entre otros, más debutantes como Flea, bajista de Red Hot Chili Peppers.

Todos ellos construyen ese sonido minuciosamente destartalado que el californiano comenzó a esbozar a partir deSwordfishtrombones, en 1983.Bad as me, publicado por el selloindieorientado al punk Anti (aunque distribuido por Warner, su discográfica hasta 1980), centra y matiza el retrato de un Waits de 61 años que conjuga experimentación y emoción. Ahora, sus experimentos pueden conmover, y su sentimentalismo es también radical.