Música que busca reacción

El segundo disco de Tiger Menja Zebra, Súper ego, comienza con un minuto y 22 segundos de ruido electrónico, interferencias irritantes que advierten al oyente dónde se está metiendo. Y nos acordamos de aquel Estatut d'Autonomia que el grupo redactó al formarse, tras el final de Camping, y que anunciaba: «Tenemos que ir hacia los extremos sin miedo». Es el punto de partida de una obra que asimila ingredientes del extremismo sonoro, el rock industrial, el hardcore y el ruidismo, y que hoy muestra en Caprichos de Apolo (La 2, 21.00 horas).

¿Se trata, pues, de que el oyente desee salir corriendo? «Más que crear malestar, nuestro propósito es provocar una reacción, ya sea física o emocional. Por eso, por ejemplo, en todo el disco suena una frecuencia ultragrave, de 30 decibelios, que no detectas conscientemente pero que, cuando termina, te sientes relajado», explica Xavi Font, miembro del cuarteto de Granollers. Con su receta radical, Súper ego tiene algo de llamada de atención. «Estamos rodeados de música que oímos pero no escuchamos. Si logramos que alguien entre en el disco quedará atrapado», augura.

Someter las mentes

Pero, además de texturas extremas, en Súper ego hay canciones, material con ancestros en el pospunk y el rock industrial, no tan lejos de Suicide o Throbbing Gristle. «Sí, y un punto hardcore old school. Tenemos un bagaje que va hasta el metal», señala Font. Estrofas y textos que refuerzan su vocación amenazante, como en la pieza que da título al disco, donde aluden al calvario de Jesús, materia muy actual estos días, para aterrorizar al oyente. «A tu no et crucificarem / A tu no t'estigmatizarem / Bé, ja saps que arribat el moment, sotmetrem el teu pensament», dice, apelando a un miedo «más psicológico que físico», ilustra Font.

¿Es Tiger Menja Zebra el espejo de una angustia global con interpretación política? «Todo acto artístico tiene esa lectura. Si no estuviesen pasando las cosas que pasan lo que hacemos sería distinto. Sería más músical que físico», estima Font, que anuncia un directo breve e implacable, con la interpretación íntegra del nuevo disco sin añadidos. Apenas una hora de actuación. «Como un puñetazo».