The Pretenders da verdadero carácter de salida al 52 Jazzaldia

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Ana Burgueño

El 52 Festival de San Sebastián se inauguró oficialmente ayer con el viaje visual y sonoro de "Poem of a Cell", pero los conciertos gratuitos de la playa, con The Pretenders a la cabeza, han dado este viernes el verdadero carácter de salida a cinco jornadas inabarcables de jazz y otras músicas.

La banda de la veterana Chrissie Hynde tiene álbum recién estrenado, "Alone", aunque ha cimentado su repertorio en sus canciones más conocidas, casi un tercio de sus trabajos de los 80, entre ellas media docena de su extraordinario álbum de debut, "Pretenders".

Temas como "Kid", "Brass in Pocket", "Mystery Achievement", "Message of Love" y "Don't Get me Wrong" podrían haber apelado a la nostalgia, pero el grupo y la impecable y más que reconocible voz de contraldo de Hynde los han sabido traer de muy buena manera al siglo XXI. Nada ha sonado viejo.

Hynde, vestida con unos ceñidos vaqueros y una camiseta negra con la imagen de Elvis Presley y la leyenda "Viva Las Vegas", no ha permitido a la organización instalar una pantalla gigante, así que el público que se agolpaba en la arena de la playa y las terrazas del Kursaal ha tenido difícil seguir lo que ocurría en el escenario, que se iluminó con las primeras notas de "Alone".

Del último disco han interpretado además "Gotta Wait" y "Let's Get Lost", y también algunas de los grabados en los últimos diez años, como "Down The Wrong Way" y "Boots of Chinese Plastic".

Claro que con las que el público ha empezado a calentar han sido las canciones míticas del grupo, la primera de ellas "Don'y Get Me Wrong", lo que ha sido recibido por la líder y única integrante de los primeros Pretenders con un "bravo" y un "fantástico".

"Night in My Veins" y "Thumbelina" han sido de las más aplaudidas, y "I'll Stand by You" muy coreada. También "Stop Your Sobbing", que es casi más de Hynde que de su autor y expareja, Ray Davis, que como ella misma ha recordado, pisó el mismo escenario hace tres años en una revisión de The Kinks.

Otros temas no han recibido tanta atención, momentos en que se han repetido las habituales escenas de estos conciertos de la playa, las de atentos seguidores emparedados por tres o cuatro conversaciones simultáneas.

No ha sido el caso de "Middle of The Road", coreada al unísono y con la que el grupo de la ahora rubia Hynde se ha despedido para volver y ofrecer dos únicos bises, las archifamosas "The Wait" y "Precious". Vuelta de nuevo a su primer álbum.

Todo esto ha pasado en el Escenario Verde de la playa, pero en las terrazas del Kursaal ya se había estrenado este Jazz Band Ball con Ray Gelato, Gabacho Maroc y el veterano Houston Person. Uri Caine, Sir The Baptist, Rajab Suleiman y Kevin Mahogany son otros de los nombres de esta velada.

Pero este viernes ha tenido también programa en uno de sus espacios de pago, el auditorio del Kursaal, que ha abierto especialmente para el legendario Wayne Shorter, que solo disponía de esta fecha para San Sebastián y el Jazzaldia no le ha querido dejar escapar.

El octogenario músico estadounidense es pura sabiduría en sus dominios del saxo, aunque hoy ha cedido gran protagonismo a sus acompañantes en este precioso concierto. Excelentes el pianista Danilo Pérez, el contrabajista John Patituci y el batería Brian Blade, con los que forma cuarteto estable desde hace años.

Shorter, en su quinta visita al festival, la primera desde hace una década, ha pasado de fraseos introspectivos, de conversaciones en voz baja a una virtuosa intensidad final.

La audiencia lo ha recibido con placer y ha despedido en pie a este enorme músico, parte irrefutable de la historia del jazz, que ha estado vinculado a grandísimos nombres del género. Miles Davis, entre ellos, por supuesto.