The June Brides, un tesoro pop

La banda de Phil Wilson, pionera del 'indie' inglés, desenterrará su influyente legado en el Teatre del CCCB, dentro del Primera Persona

the june brides

the june brides / periodico

RAFAEL TAPOUNET / BARCELONA

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La primera encarnación del grupo londinense The June Brides tuvo una existencia muy corta. De 1983 a 1986. En ese tiempo, menos de cuatro años, no tuvieron ningún ‘hit’ ni salieron en el ‘Top of the Pops’, pero despertaron la admiración de bandas como los Smiths y los Housemartins y, sobre todo, cambiaron unas cuantas vidas. Entre ellas, la del novelista y editor estadounidense Dave Eggers, que, siendo adolescente, recorría en bicicleta los 35 kilómetros que separaban su casa en el suburbio de Lake Forest (Illinois) de la tienda Vintage Vinyl en Evanston cada vez que los June Brides publicaban un ‘single’. “A diferencia de otras bandas a las que había reverenciado antes, ellos nunca me decepcionaron”, escribió años después Eggers en un emotivo artículo aparecido en ‘The Guardian’. El mismo en el que describió, gloriosamente, las grabaciones de los June Brides como “tan humanas y frágiles que parecía que hubieran sido hechas por alguien borracho en un comedor atiborrado de libros”.

Sí, eran esa clase de grupo –apasionados, leídos, subterráneos– que encaja como un guante en un festival como el Primera Persona. Ahí estarán, amenizando el sábado el fin de fiesta en el Teatre del CCCB.

UNA VIOLA Y UNA TROMPETA

Phil Wilson, guitarrista, cantante y compositor, montó los June Brides cuando estudiaba en la London School of Economics y andaba sumido en una crisis de vocación. “La universidad había sido una decepción y no se me ocurría nada que una licenciatura en Historia pudiera hacer por mi vida”, explica. Así que se volcó en la música pop. Pero lo hizo a su manera. Para empezar, su grupo tenía una viola y una trompeta. “Conocíamos a gente que tocaba esos instrumentos y nos pareció que podíamos aprovecharlo para hacer algo más interesante que una banda pop al uso”.

Wilson recuerda con especial afecto los primeros conciertos en los que agitaban su estimulante cóctel de influencias (Undertones, Velvet Underground, northern soul, Byrds...) frente a audiencias que solo buscaban una nueva ración de punk de garrafa. “Disfrutaba cuando tocábamos para un público que no sabía qué esperar de nosotros y teníamos que ganárnoslo a base de pasión y entusiasmo”. Los June Brides publicaron cinco ‘singles’ y un miniálbum, salieron de gira con los Smiths, se pelearon con tres sellos discográficos y desaparecieron. Y su líder empezó una carrera como funcionario del Departamento del Tesoro.

Pasaron 20 años. “Dejé de escribir canciones y de tocar. Escuchaba música, pero no ‘indie pop’, porque no quería saber nada de esa escena, y eso hizo que me perdiera un montón de buenas bandas”, relata Wilson. También hizo que viviera ajeno a la huella que los June Brides habían dejado en grupos como Belle & Sebastian o los Manic Street Preachers, que no dejaban de reivindicarlos. “Lo descubrí a través de internet. Bandas de todo el mundo aseguraban que mi grupo, que yo creía olvidado, les había influido. Fue uno de esos momentos que dan sentido a la vida. ¡Al final no habíamos sido un completo fracaso!”.

Los June Brides se volvieron a reunir en el 2012, después de que Wilson tanteara el terreno con algunas grabaciones en solitario. “Lo mejor de volver es que ahora no hay ninguna otra razón para tocar más que el placer de hacer música juntos. Y de conocer gente”. El Primera Persona, sin ir más lejos, le brindará la ocasión de conocer a uno de sus ídolos. “Adoro lo que hace John Cooper Clarke, pero nunca he coincidido antes con él. ¡Ese hombre es un genio!”.