El espectro de los Beatles

CRÓNICA The Bootleg Beatles calcaron las inflexiones del grupo en el Sant Jordi Club

The Bootlegs Beatles, durante su actuación, la noche del viernes, en el Sant Jordi Club.

The Bootlegs Beatles, durante su actuación, la noche del viernes, en el Sant Jordi Club.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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The Bootleg Beatles lo hacen tan bien que los asistentes parecen olvidarse de que son una tribute band y les ves grabando el recital con el móvil como si fuera Paul McCartney quien está cantando Yesterday y no un tal Steve White, nacido en 1969. Es el asombroso mundo de las bandas de homenaje, o clónicas, que brindan brillantes, desconcertantes, espejismos valiéndose de la indefensión emocional de los fans, capaces de lo que sea con tal de hacerse a la idea de que han visto una vez más, una última vez, a su artista favorito, aquel artista que cambió sus vidas.

En esa liga, The Bootleg Beatles son una exquisitez: conciertos que cuidan el detalle, que reproducen al milímetro los juegos vocales y el más sutil redoble de Ringo Starr, con músicos de apoyo a cargo de cuerdas y vientos, vestuarios cambiantes y montajes de vídeo. Una completa inmersión audiovisual que, el viernes, en el Sant Jordi Club, en el 50º aniversario del concierto de los Beatles, los auténticos, en la Monumental, vino precedida del pase de Los Sírex, otros protagonistas de aquella noche. Leslie dejó claro que ellos no son hijos del beat, sino del rock'n'roll, y reivindicaron la contundencia primigenia del género citando a Gene Vincent y Eddie Cochran, tipos duros que les inspiraron en sus inicios. Llevan 55 años tocando (de la formación clásica siguen otros dos titulares, el guitarrista Pepe Fontseré y el bajista Guillermo Rodríguez), y mantienen un vigor y una elegancia. San Carlos club, La escoba, Presumida, la versión de Lucille, de Little Richard... La llamada de las raíces.

Tres etapas

The Bootleg Beatles ofrecieron un show en tres bloques. El primero, centrado en su era beat, con trajes y corbatas, se abrió con She loves you y recorrió clásicos como A hard day's night y Can't buy me love, hasta Twist & shout. Voces conjuntadas, gestos calcados y un cuadro parecido a lo que debió de ser ver al grupo en 1965. Luego, unos Beatles en color, psicodélicos, de la era Sgt. Pepper's, disco que ellos no llegaron a mostrar en un escenario. McCartney, con bajo Rickenbecker, cantando The fool on the hill, y Ringo a bordo del Yellow submarine. Y un tramo final con sus últimas y libres andanzas: un Harrison hippie, con vaqueros, entonando While my guitar gently weeps y un Lennon de blanco poniéndose rockero en Come together. Rumbo al cántico final de Hey Jude, con el Sant Jordi Club rendido a los Beatles. Perdón, a The Bootleg Beatles.

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