TÚ Y YO SOMOS TRES

La ternura de la niña de hierro

FERRAN MONEGAL

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Hay dos versiones sobre cómo se pactó la visita de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría a 'El hormiguero' (A-3 TV). La dirección del propio programa asegura que fue tras un encuentro casual la noche de la fiesta del imperio Atresmedia. Los analistas del portal televisivo Bluper advierten por el contrario que fue en marzo de este año, en una visita de Pablo Motos y su socio Jorge Salvador a La Moncloa. Allí se pacto que Rajoy Soraya visitarían el programa, tras reiterarles, para su tranquilidad, que lo que allí se hace solo es juego y entretenimiento. En Moncloa se reservaron la elección de la fecha, lo más cercana posible a la convocatoria de las elecciones. La verdad es que ha sido un éxito esta incursión de la vicepresidenta en el nido de Trancas y Barrancas, las hormigas divertidas y espumosas. Estas aproximaciones a la tele, con garantías, sin sobresaltos incómodos, producen efectos muy apreciados por la aristocracia que gobierna. La criatura política sale muy favorecida en estas inmersiones controladas. Consiguen proximidad con el pueblo. Más que entrevistas televisivas strictu senso, son como un gran espot. Dicen los grandes analistas de Moncloa que Soraya comenzó siendo La niña de Rajoy pero que ha acabado siendo una respetada y temida Niña de hierro. Tenaz, lista y muy preparada, controla todas las instituciones. También RTVE. No se le escapa nada. Como entrevistada sabe darle la vuelta a las preguntas más incómodas, sobre todo en un programa festivo, inofensivo y alegre. Cuando Motos le preguntó, con retranca: «A Rato le han retirado el pasaporte. Pobrecito ¿no?», ella respondió, sin inmutarse: «Aquí lo que tenemos es la tranquilidad de que quien la ha hecho la va a pagar. La ley es igual para todos». ¡Ahh! Yo de Motos hubiese apostillado: «¡Oleee!». O cuando se le preguntó por la exasperante inmovilidad de Rajoy y respondió: «Si no fuese por su temple hubiera hecho lo que algunos le pedían: '¡Pide el rescate!' le decían. Pero él, con su templanza, aguantó». Portentoso, sencillamente portentoso.

Se ha celebrado mucho que aceptase ponerse a bailar de forma tan desinhibida y marchosa. Sí, estuvo muy bien. Pero en casa nos gustó más ese instante de ternurismo, tan hermoso, con Chico, el perrito rescatado que su desalmada dueña tiró por el balcón. Ese golpe de Soraya mirando cariñosamente al perro es una imagen de efectos impagables a dos meses de las elecciones.