tú y yo somos tres

Tengo un 'smartphone', luego existo

Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal.

Zygmunt Bauman, con Jordi Évole, en 'Salvados' (La Sexta). / periodico

ferran Monegal

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Contaba Zygmunt Bauman, en la entrevista que le hizo Jordi Évole -probablemente, la última gran entrevista que le han hecho a este sabio pensador antes de su muerte- que aquel célebre aforismo de Descartes«Cogito ergo sum», ha ido mutando con el paso del tiempo. De aquel «pienso, luego existo», pasamos al «salgo por la tele, luego existo»; pero ahora, con la llegada de los smartphones, las tabletas, internet, las redes sociales y la nube, el nuevo paradigma es «estoy conectado, luego existo», o si quieren: «Tengo Twitter, ergo sum». Esta conversación de Évole con Bauman, como arranque de la nueva temporada de '<i>Salvados'</i> (La Sexta), ha sido nutritiva. Mis células cerebrales, tan castigadas por la exposición televisiva, la han agradecido. Cuando Bauman decía que Twitter es la forma que tienen los ciudadanos corrientes y molientes de evitar ser excluidos de la escena pública, a mí me vino a la cabeza aquellas palabras de otro sabio, el catedrático de Bromatología Abel Mariné, cuando decía que la proliferación de las granjas de pollos han significado la democratización de la proteína. Hay paralelismos entre ambas advertencias. La democratización del ansia de notoriedad pública parece que, en efecto, se consigue estando conectados y mandando continuamente mensajes que quedan a la vista de todos en la nube. Otra cosa es la calidad de esta peculiar democracia. De la misma forma que el pollo de explotación industrial, barato, ya no es aquel pollo de corral, sanísimo y exquisito, que solo podíamos comer los días de fiesta cuando yo era pequeñito, de la misma forma -les decía- estar permanentemente en exposición pública no garantiza ni la calidad ni la trascendencia de nuestra presencia en la nube. Como decía sagazmente el propio Bauman: estando en contacto permanente hemos conseguido estar más solos que nunca.

SIN TELE, AÍDA NÍZAR NO EXISTE .- Esta semana hemos podido comprobar un caso de absoluta dependencia a los platós de tele: Aída NízarLe contó a <b>Jorge Javier Vázquez</b> ('<i>Deluxe',</i> T-5) el calvario que ha sufrido. No lo podía soportar. Lloraba. Su vida era un sinsentido. «Por volver, hasta he renunciado al amor de mi vida. Él me dijo: la tele o yo. Y yo le contesté: ¡la tele!». Lo más divertido es cómo evitaron, cómo escondieron, la razón por la que Aída ha estado cuatro años apartada: ¡la tenía vetada T-5 porque les metió una demanda millonaria! Retirada la demanda, ¡ale hop!, la han vuelto a meter en el circo!