Las tendencias del cine catalán

Los premios Gaudí se han repartido entre dos formas de hacer cine, una más industrial que otra

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QUIM CASAS/ BARCELONA

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Los premios Gaudí de este año se han repartido mayoritariamente entre dos formas distintas de hacer cine, ambas personales, una más industrial que otra. La coexistencia de estos dos estilos, así como otros más radicalizados, resulta saludable para una cinematografía como la catalana, abanderada en los últimos años de tendencias como la nueva no ficción o interesantes propuestas de temáticas más generacionales y formas de producción diferentes como la que representa 'Les amigues de l'Àgata', filme colectivo realizado por cuatro alumnas de Comunicación Audiovisual como trabajo de final de carrera que ha competido este año en la categoría de mejor película.

Isaki Lacuesta y J. A. Bayona ejemplifican esa mirada amplia en la que tiene cabida el relato íntimo, la extroversión tecnológica, el efecto especial, el drama y el denominado cine de género. Lacuesta surgió de una tendencia documental que no abandona al pasar a la ficción, como demuestra 'La propera pell', mejor película, guión y actriz protagonista. Bayona practica el cine fantástico adecuando cada vez más el género a un análisis de las relaciones familiares: 'Un monstruo viene a verme' está en esa línea y, además de los seis premios de orden técnico (fotografía, montaje, efectos visuales, sonido, dirección artística y dirección de producción), se ha alzado con el Gaudí al mejor director y el de mejor película de habla no catalana. La cuestión del idioma permite que las dos tendencias puedan ser recompensadas, cosas favorables de nuestro bilingüismo cultural.

Los votantes, por otro lado, han querido repartir lo mejor posible entre las otras categorías. Sorprende, con todo, que la magnífica 'La mort de Louis XIV', de Albert Serra, haya cosechado solo galardones de los que antes se llamaba "decorativistas" (vestuario y maquillaje y peluquería). Habría sido interesante que su protagonista, el actor profesional y emblema de la Nouvelle Vague Jean-Pierre Léaud, hubiera sido nominado. En la ceremonia de los Gaudí de hace tres años, Serra dijo que todos los actores deberían estar en Guantánamo. Somos esclavos de nuestras palabras. El único que le contestó aquella noche de febrero de 2014 fue Eduard Fernández, quien se ha llevado el premio al mejor actor por 'El hombre de las mil caras'.