La contienda

Un telegrama explosivo

Ex sultum se n

Ex sultum se n

XAVIER CASALS
Historiador

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El 16 de enero de 1917, el viceministro de Exteriores germano, Arthur Zimmermann, envió un telegrama a su legación en Washington que los británicos interceptaron. En él proponía a México combatir a Estados Unidos y recuperar sus territorios perdidos en 1848 con ayuda de Alemania. El explosivo mensaje contribuyó a que los norteamericanos entrasen en la contienda en abril de ese año. ¿Pero qué les indujo a hacerlo, más allá del provocativo texto?

Al estallar la Gran Guerra, la neutralidad de Estados Unidos no solo le era beneficiosa al comerciar con todos los países implicados, sino necesaria: un tercio de sus habitantes eran emigrantes europeos o hijos suyos, con lealtades divididas hacia ambos bandos. Pero el país experimentó una aproximación progresiva a la Entente por razones diversas. Gran Bretaña minó el Mar del Norte e hizo que el comercio estadounidense con los imperios centrales fuera irrelevante y se concentrara en los países de la Entente, a los que otorgó créditos para pagar sus compras. Por otra parte, los ingleses cortaron el cable trasatlántico que unía Alemania y Estados Unidos, de modo que allí predominó la óptica inglesa en la cobertura informativa del conflicto. Además, el presidente Woodrow Wilson veía una amenaza en un triunfo germano: «Inglaterra está librando nuestra batalla», dijo en 1914.

En este marco, en febrero de 1915 Alemania optó por una «guerra submarina sin restricciones»: hundir  mercantes enemigos en zona de guerra sin aviso. Su decisión violaba el derecho internacional, que exigía que el buque agresor se identificara previamente y tomase medidas para proteger al pasaje. La principal consecuencia de su decisión fue el hundimiento del trasatlántico Lusitania el 7 mayo de ese año, en el que perecieron 1.198 viajeros, 128 de ellos, norteamericanos. A ese le siguieron otras dos naves con más víctimas de esa nacionalidad. Ante las protestas de Wilson, en mayo de 1916 Alemania cesó los hundimientos.

Pero el 31 de enero de 1917 los reanudó para hacer decisivo su bloqueo de Gran Bretaña. Entonces Estados Unidos rompió sus relaciones diplomáticas con Alemania y se deslizó por la senda de la guerra: el 26 de febrero perecieron dos mujeres norteamericanas en un buque hundido por los germanos; el 29, se hizo público el telegrama de Zimmermann y, en marzo, los alemanes hundieron cuatro mercantes estadounidenses y segaron otras 15 vidas.

PUEBLO PACÍFICO / Al final, el 6 de abril, Wilson declaró la guerra, convencido de que Alemania no le dejaba opción: «Es aterrador conducir a este pueblo pacífico a la [...] más terrible y desastrosa de todas las guerras», dijo en el Congreso. Como destaca el historiador Maldwyn A. Jones, los submarinos llevaron a Estados Unidos a la primera guerra mundial».

La intervención norteamericana fue decisiva: en el frente occidental, en marzo de 1918 los alemanes superaban a la Entente en 300.000 efectivos, pero al sumar tropas estadounidenses, en noviembre ya tenía 800.000 hombres más que Alemania. Así, Estados Unidos «salvó la piel de los aliados», subraya el historiador Norman Stone. Pero al hacerlo provocó un cambio que transcendió el resultado de la guerra: arrebató la hegemonía mundial a Europa.

Y MAÑANA:

 

16. El sueño de Alfonso XIII