la gran cita con la historieta

Tebeos de alta gama

Preparativos en la exposición 'Cómics en guerra', ayer en el Salón del Cómic.

Preparativos en la exposición 'Cómics en guerra', ayer en el Salón del Cómic.

ANNA ABELLA
BARCELONA

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El martes por la tarde avanzaba por el Paral·lel un carro de combate M-41, veterano de Corea y Vietnam, eso sí, sobre un camión y escoltado por la Guardia Urbana, camino del recinto que hasta el domingo acogerá en Fira Montjuïc la 32ª edición del Salón del Cómic de Barcelona y donde servirá de atrezo real de la exposición Cómics en guerra. Este tanque sirve como metáfora de la invasión lúdica, cultural, pedagógica y económica que durante cuatro días volverá a vivir la ciudad gracias a una oferta que es todo un lujo.

Creciendo en espacio (32.000 metros cuadrados, el 70% más que el año pasado), con el objetivo de mantener los 106.000 visitantes del 2013, (el 12% llegó de fuera de Catalunya, la mayoría del País Vasco, Valencia, Madrid y Aragón) y con un variado programa que conecta tanto con un público generalista, transversal y de todas las edades, como con el aficionado fiel al cómic, el salón despliega una vitalidad capaz de lograr un impacto económico sobre la ciudad de tres millones de euros, según calcula su director, Carles Santamaria.

Segunda feria europea de la historieta tras la meca de Angulema, en Francia, con 153 expositores y un presupuesto de unos 650.000 euros (ligeramente inferior al del 2013, siendo el 20% aportaciones públicas y el resto recursos propios), el Salón del Cómic se ha convertido en un festival equiparable al Sónar o el Primavera Sound, que sitúan la ciudad a nivel internacional, y alrededor del cual se produce una efervescencia creativa que ayuda a exportar y difundir. En ese sentido, apunta Santamaria, el festival «invita a editores extranjeros (estadounidenses y franceses, sobre todo) a mantener entrevistas con autores españoles, con el objetivo de que estos encuentren salidas profesionales en los grandes mercados de fuera». Esta internacionalización también se detecta este año con la participación de Argentina, con un espacio con los principales editores de este país, y de una delegación china.

El sector del cómic, frente a la bajada generalizada de ventas del del libro, mantiene una estabilidad, con «una facturación media en el mercado interior de unos 90 millones de euros anuales», según Santamaria, y, en los últimos meses, un cierto aumento de ventas, algo con lo que coincide con Alberto González, director de la distribuidora SD: «Hay una tendencia alcista en la venta desde hace 10 años, coincidiendo con un cambio generacional. Se pasó de estar mal visto leer cómic a verse como normal, y a ello ayudó el cine y concepto de novela gráfica. Para captar ese nuevo público que empezaba a hacerse notar y es el que ha decantado las ventas, las cadenas de librerías generalistas como Fnac, El Corte Inglés o Casa del Libro, empezaron a tener un papel mayor en la venta». Hace una década las aproximadamente 200 librerías especializadas que hay en España centraban un 83% de las ventas, hoy el 67%.

El salón, con actividades paralelas en el Ateneu Barcelonès, la Universitat de Barcelona o la Biblioteca Can Fabra, tiene también un efecto imán para otras iniciativas privadas del sector -las Jornadas Comiqueras y Grafcómic-, que desarrollan sus propuestas estos días.

Está bien que la feria se convierta en un imán también de visitantes, pero sin correr el riesgo de que se repitan los problemas de aforo y colas que sufrió el último Salón del Manga, que reunió a 115.000 visitantes en el mismo recinto. Para ello se ha reforzado la seguridad y se han tomado medidas para controlar el aforo, como contadores digitales en los accesos.