Apuntes

Teatro para el largo puente de diciembre

JOSEP MARIA POU

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Una pareja me para en plena calle y me espeta: «Señor Pou, nos vamos a París en el puente de la próxima semana, ¿qué obra de teatro debemos ver?» Hago memoria y les recomiendo algunos títulos, que no he visto, pero de los que tengo las mejores referencias, y que son, en cualquier caso, los que yo no me perdería si pudiera -que no puedo- hacerme un París ida y vuelta. Enseguida caigo en la cuenta de que son muchos los que viajarán a París o Londres en el puente que va del 5 al 8 de diciembre y decido extender las recomendaciones por si son de utilidad.

En París, no me perdería Un americano en París que se estrenó ayer mismo en el Théâtre du Châtelet. Primera adaptación teatral de la película de Vincente Minnelli (¡genial música de Gershwin!) que, después de París, llegará a Broadway en marzo del 2015. Tampoco me perdería Un sombrero de paja de Italia en la Comédie-Française, ni el Macbeth que Ariane Mnouchkine ha montado en La Cartoucherie para celebrar los 50 años de su Théâtre du Soleil. Y todavía sacaría tiempo para acercarme al Montparnasse a ver a dos monstruos (Claude Brasseur y Michel Aumont) interpretando a dos gigantes (el político Clémenceau y el pintor Monet) en La cólera del tigre.

Si el destino es Londres, la opción es clara: Assassins, el musical de Sondheim que se acaba de estrenar en la Menier Chocolate Factory (junto a la Donmar, el teatro más acogedor de la ciudad), y Matilda, el musical más imaginativo y completo desde Los Miserables. No exagero. Una joya. No caigan en el error de despreciarlo por creer que es solo para público infantil. ¡No! La producción de la Royal Shakespeare le ha devuelto al libro de Roald Dahl el honor que le quitó la película de Danny DeVitto y lleva ya tres años emocionando y divirtiendo (en Londres y Nueva York) a muchos más adultos que niños. En cualquier caso, conviértanse en niños durante las dos horas del musical y saldrán del teatro siendo mejores adultos de lo que eran al entrar. Hablo por experiencia. Y si les queda tiempo vean King Charles III que, aunque por el título parece de Shakespeare, es una comedia actual en la que se especula con el futuro de Inglaterra tras el fallecimiento de la Reina y el ascenso al trono de su hijo el príncipe Carlos.

Para los que se queden aquí, Barcelona está llena, también, de buen teatro. Sin necesidad de pasaporte, vuelo charter ni control de equipajes. Y mucho más barato.