CRÓNICA

Impresionante versión de 'Las benévolas' de Littell

La adaptación de la monumental obra sobre el nazismo a cargo de Guy Cassiers sacude el Temporada Alta

A escena 8Un momento del montaje de Guy Cassiers 'Las benévolas', sobre la novela homónima de Littell.

A escena 8Un momento del montaje de Guy Cassiers 'Las benévolas', sobre la novela homónima de Littell.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / GIRONA

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Un espectáculo tan impactante como oportuno. La adaptación que Guy Cassiers ha hecho de la monumental obra 'Las benévolas' de Jonathan Littell Guy CassiersLas benévolas' de Jonathan Littell (premio Goncourt) ha sacudido este fin de semana el  Festival Temporada Alta. El director flamenco, al frente de la coproducción de las compañías Toneelhuis y Tonneelgroep, ha hecho un gran trabajo de síntesis de la novela. El creador prescinde de los aspectos más personales de la vida del protagonista para centrarse en su trayectoria como oficial de la SS y narrar la historia del Holocausto desde el punto de vista del verdugo.

Cualquiera puede ser un monstruo, advierte en el monólogo inicial dirigido a los espectadores el imponente actor Hans Kesting metido en la piel Max Aue, personaje de ficción creado por Littlle para mezclarlo con otros imaginados y con algunos históricos como Adolf Eichmann. En su pausada pero polémica perorata llega a decir que todos los que están en la sala hubieran actuado como él en sus circunstancias.

RESPONSABILIDAD DE LOS CRÍMENES

A partir de este provocativo arranque, el relato muestra cómo la manipulación del lenguaje permite defender lo que es indefendible en su intento de rechazar la responsabilidad individual de los crímenes. Al mismo tiempo la trama refleja la diversidad de opiniones que tenían los nazis sobre el exterminio de los judíos, cuestionándose tanto los criterios de ejecución en busca de una mayor eficacia en su eliminación como los de si no era error renunciar a su utilización al servicio de la economía de guerra.

Muchas preguntas que se suceden, entre ellas las de las consecuencias psicológicas que sufren los autores de la masiva e indiscriminada matanza, presentes en las alucinaciones del protagonista. Las discusiones con su radical amigo Thomas, con el joven violinista judío Jacob, con el fanático Eichman (magistralmente recreado por Katelijne Damen), entre otros, sacan a la luz todas estas contradicciones.

PRIMERAS MATANZAS MASIVAS

Una puesta en escena que renuncia a las cruces gamadas y otros símbolos nazis, en la que destacan las cajas/archivo del Holocausto y las artísticas imágenes alusivas a los estados de ánimo de los actores, facilitan el recorrido de la historia, que no pasa por alto la homosexualidad del personaje y sus consecuencias en el régimen en el que vive.

En ella Aue sigue de cerca, y es partícipe, de las primeras matanzas masivas de judíos y comunistas cerca de Kiev, cae herido en Stalingrado y culmina su camino en Berlín. El montaje, algo lastrado por la discursiva lentitud de los monólogos de la primera parte, gana vuelo y agilidad en la segunda hasta componer una impresionante y necesaria producción en un momento de florecimiento de los populismos.

La propuesta ha cerrado una exitosa Semana de los Programadores, con 10 magnificos espectáculos y batiendo récords con la asistencia de un centenar de representantes de teatros y festivales europeos.