Tamara Rojo presenta a su 'familia' inglesa

Con la satisfacción de haberle «quitado polvo» y puesto «más energía» a las producciones clásicas del English National Ballet (ENB) que dirige desde hace dos años, Tamara Rojo regresa hoy a Peralada en su primera actuación en Catalunya al timón -y como primera bailarina- de la reconocida compañía británica de giras. Actuará en las dos citas programadas. Esta noche protagonizará Coppélia, clásico emblemático del ENB (estreno en España), y mañana participará en la gala que incluye un doble programa de homenaje: a Rudolf Nureyev (por el 30º aniversario de la actuación del mítico bailarín en las Noches del Casino, precursoras del festival ampurdanés) y a la memoria de la primera guerra mundial.

Inspirado en una macabra historia de E.T.A. Hoffmann, Coppélia es un ballet con música de Léo Delibes y coreografía original de Arthur Saint-Léon que relata el empeño de un extravagante inventor por jugar a ser Dios y dar vida y alma a una muñeca.  Llega al festival en una versión de Ronald Hynd y como «uno de los espectáculos de danza más vistos en el Reino Unido», informa Rojo, que presenta una pieza respetuosa con el clásico, «de acción, con una escenografía rococó muy bonita e ideal para el público familiar».

Ella es Swanilda, una joven que para recuperar a su amado finge ser  la autómata con la que el chico se ha encaprichado. Un rol «complejo por tratarse de una persona que se hace pasar por una muñeca que pretende cobrar vida», argumenta Rojo, que vuelve a un festival que pisó por última vez en el 2000 y al que halaga por su labor «de acercar el público a las artes más sofisticadas».

Mañana presentará un programa «representativo de la personalidad de la ENB, que aúna tradición y rupturismo». Incluirá el tributo a Nureyev estrenado el pasado año con algunos célebres pas de deux del artista ruso (Giselle, El cisne negro...) y Lets we forget, en memoria del conflicto bélico, con piezas de tres ases de la danza contemporánea: Second breath, de Russell Maliphant; No man's land, de Liam Scarlett y Dust, de Akram Khan.

NARRATIVA / Al frente del English National Ballet, la joven directora se ha propuesto revisitar los clásicos concediéndole más valor a la narrativa. «Siempre ha quedado subestimada a la técnica y el virtuosismo de los bailarines. Veo mucho teatro inglés y quiero que también en el ballet las historias tengan sentido; todos los detalles encajen y los personajes tengan su razón de ser. Busco honestidad». Ya lo ha hecho con el aclamado Le corsaire, contó Rojo, que busca asimismo reflejar en escena el «espíritu y el amor al arte de una compañía en gira, sin sede estable, en la que se comparte todo como en una unidad familiar». La familia de Rojo volverá, en septiembre del 2015, al Liceu.