El sueño de Antony

El majestuoso recital sinfónico del cantante contrastó con las furiosas fibras rockeras que dominaron la primera jornada del festival

La figura 8 Antony, durante el concierto que ofreció anoche en el Forum de Barcelona.

La figura 8 Antony, durante el concierto que ofreció anoche en el Forum de Barcelona.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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La primera jornada, a pleno rendimiento, de Primavera Sound, se desarrolló mayoritariamente bajo el signo del rock y las guitarras asilvestradas, y por ello se hizo más nítido el contraste de la sinfónica y espectral actuación de Antony and the Johnsons. El cantante británico, establecido en Nueva York, abrió una tregua en un guion sonoro decantado por las sonoridades indie-rock que inspiraron al Primavera en sus inicios; menú que atrajó a miles de personas que poblaron ayer el Fòrum.

Ya no es posible ver actuar a Sonic Youth en Primavera Sound, pero sí a la Thurston Moore Band, que se afirmó como noble continuadora del noise rock acuñado por el grupo en los años 80. Moore, con una banda que incluía a un viejo compañero de aquella formación, el batería Steve Shelley, mostró su disco The best day, moviéndose entre el estilismo eléctrico y el más depurado ruido blanco. Otro veterano, Mark Kozelek, el que fuera líder de Red House Painters, atrapó, con su identidad de Sun Kil Moon, a todo aquel que se acercó al Auditori del Fòrum con canciones turbadoras como Micheline, convulso relato sobre disfunciones familiares, grietas psicológicas e ingresos carcelarios.

Pioneros del 'indie'

En esa parcela de figuras carismáticas de la era alternativa podemos colocar a Howe Gelb, que brindó un sólido recital de rock polvoriento con memoria country, cuidadosamente áspero pese a la dulce voz femenina. Más historia, si cabe, arrastraban The Replacements con su proto-indie rock cocinado en los años 80, vigoroso y con armónicas complicidades pop. Los de Minneapolis, muy entregados, se propusieron llegar al público mezclando canciones propias, como Achin' to be Can't hardly wait y versiones de Jackson 5 (I want you back) y The Everly Brothers (la rocanrolera Maybelline).

Las guitarras se silenciaron con la entrada en escena de Antony, con sus Johnsons y la cuarentena de músicos de la OBC. Una propuesta delicada, de difícil disfrute en el multitudinario contexto del escenario Heineken. Concierto sinuoso, ensoñador, que Antony comenzó cantando sentado (Thank you for your love) para alzarse luego en piezas majestuosas como Cripple and the starfish y Blind. Un espacio de evasión espiritual entre tanta guitarra desatada, como lo fueron, a su manera, el alemán Roedelius, con el minimalismo electroacústico de King of hearts, y el trovador tuáreg Mdou Moctar. «Vengo de África y estoy feliz por estar aquí».