UN ESCRITOR RELEGADO EN EL CANON LITERARIO CATALÁN

A la sombra de Pla y Dalí

Tras 50 años encerradas en cajas se publican las memorias inéditas del escritor ampurdanés Carles Fages de Climent Según su editor, Narcís Garolera, están a la altura de las de Sagarra

En Sant Sadurní d'Anoia 8Carles Fages de Climent, en 1945.

En Sant Sadurní d'Anoia 8Carles Fages de Climent, en 1945.

ERNEST ALÓS
BARCELONA

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Hace solo dos años que se pudo acceder a los archivos del escritor Carles Fages de Climent (Figueres, 1902 - 1968). En cajas de cartón, cartas, 14 obras inéditas, entre ellas seis novelas, varios obras de teatro, un millar de epigramas aún no publicados y cuatro cajas de archivadores con textos identificados como material para la publicación de sus memorias. Este material «un documento con valor biográfico, histórico y literario», es el que Garolera presentó el jueves en el Ateneu Barcelonès,  editado con el título de Memòries. A la recerca de mi mateix (Brau). «Era un escritor de raza, obsesivo. Incluso mientras se estaba muriendo en el Clínic escribió un Dietari d'un moribund», explica el catedrático de la UPF y editor de la versión crítica del Quadern gris de Josep Pla.

El estudioso aspira a que los inéditos devuelvan al escritor «al lugar que le corresponde del canon de la literatura catalana», que en su opinión «no se puede reducir a la dimensión de poeta popular ampurdanés». Sus memorias, sostiene, pueden estar a la altura de las de Josep Maria de Sagarra.

Garolera reconoce que hay varios motivos para que a Fages de Climent no se le haya tomado suficientemente en cuenta, algunos de ellos revisables. Disperso y no profesionalizado como escritor, apenas publicó; una percepción de falta de obra que el material inédito podría revisar. Dandi arruinado y aristócrata rural, fue calificado por Josep Pla como «l'últim cagalló del feudalisme». Garolera replica que Pla prefirió no dejar demasiado espacio a quien era «el otro escritor ampurdanés». Ante las peticiones de Fages de que le dedicara un Homenot, Pla respondió que solo lo haría tras su muerte. Y lo cumplió, dedicándole más de 200 páginas de los Escrits empordanesos («pero favorables en un 60%», apunta Garolera).

Identificado como franquista por su conservadurismo («era más bien un antimoderno», dice el editor de sus memorias), eso le valió ser excluido de la antología de la poesía catalana de Joan Triadú. Es cierto que Fages, que pasó dos veces por las checas y las dos veces fue rescatado por dirigentes de ERC, formó la primera junta del Ateneu Barcelonès del franquismo, con Riquer y Sentís, pero el año 40 ya optó por apartarse a Castelló d'Empúries. Y que el 27 de enero de 1939 liberó el local de la calle de Canuda. Pero, recuerda Garolera, haciéndolo evitó in extremis que los soldados de Franco quemaran la biblioteca. Ese paralelismo con Josep Pla (mientras uno ocupaba La Vanguardia el otro lo hacía con el Ateneu) no es el único que relaciona al escritor del Alt Empordà con el del Baix.

Paralelismos

«Y los paralelismos con Sagarra, que como Pla mira con prevención a Fages, también son claros. Estudia en los jesuitas, escribe un catalán que no es noucentista, sin ni un solo malgrat, viene de la aristocracia rural, se dedica a la bohemia barcelonesa, en los años 20 Fages escribe Les bruixes de Llers y Sagarra, El comte Arnau y ahora resulta que Fages tiene un Comte Arnau inédito...», repasa Narcís Garolera. Mucho más empática fue la relación con su amigo Salvador Dalí, compañero de estudios y nacido en la misma calle, «a quien trataba, respetaba y entendía». Y con quien compartía cierto surrealismo local. Si el pintor situaba el centro del mundo en la estación de Perpinyà, para Fages de Climent Vila-sacra tendría que haber sido «la capital del món».