UNA NOVELA DE CRÍMENES Y LIBROS SECRETOS EN LA BARCELONA DE 1888

La sombra del bisturí

Jordi Llobregat debuta tras la senda de Carlos Ruiz Zafón con 'El secreto de Vesalio'

Jordi Llobregat, en el teatro anatómico de la Reial Acadèmia de Medicina de Barceloina.

Jordi Llobregat, en el teatro anatómico de la Reial Acadèmia de Medicina de Barceloina.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Días antes de la inauguración de la Exposición Universal de 1888 empiezan a aparecer en las aguas del puerto de Barcelona cadáveres con extrañas mutilaciones y quemaduras. La muerte, también, de su padre, cirujano y catedrático de Medicina, hace regresar a Barcelona a un joven profesor de Oxford, Daniel Amat, que con el reportero Bernat Fleixa y un misterioso estudiante de medicina, Pau Gilbert, se ven impelidos a resolver el misterio, entre secretos familiares que vuelven a salir a la luz, escenarios subterráneos dignos de El fantasma de la ópera, misteriosos embozados, prácticas médicas propias de la novela fantástica decimonónica y la búsqueda de un imaginario octavo libro del manual de anatomía del siglo XVI De la estructura del cuerpo humano, de Andreas Vesalius. Estos son los componentes de El secreto de Vesalio (Destino / Columna), la primera novela de Jordi Llobregat, director del festival Valencia Negra, que antes de su publicación ya tiene contratada la publicación en 18 lenguas.

El motivo de este interés está claro. Llobregat ha escrito el libro que la mayoría de los lectores de Carlos Ruiz Zafón estarán encantados de leer. Eso sí, con el mismo misterio pero un verbo menos recargado y más ritmo de thriller y truculencia; basta recordar los cuerpos deconstruidos y dispuestos plásticamente, con un estilo que aún recientemente ha inspirado series como Bones o Hannibal, del libro de Vesalio, el texto fundacional de la anatomía moderna.

Misterio gótico

«Barcelona es una ciudad muy literaria, y me pregunto cómo es posible que no tengamos una tradición fuerte de novela gótica ambientada en ella», argumenta Llobregat en la presentación de su libro, que se desarrolla frente a la mesa de disección del teatro anatómico de la Reial Acadèmia de Medicina, junto al antiguo hospital, escenarios ambos de su novela. Admite que Ruiz Zafón es para él «un escritor de referencia» pero apunta que, aunque también es cierto que «si alguien escribe sobre Barcelona algo parecido lo asocias», él busca «su propia voz». Así que anoten también entre sus influencias el steampunk, Conan Doyle o negrofantásticos como John Connolly,

En lo que coinciden Ruiz Zafón y Llobregat es en tratar Barcelona no como objeto de una crónica de época sino como un gran escenario de ficción, en el que situar libremente elementos y sucesos reales, otros inventados y otros trasladados en el tiempo o el espacio en beneficio de la acción o la escenografía (la primera central eléctrica, el acceso de la mujer a la universidad...) «Es una novela, un juego en el que el lector acepta el pacto de que creerá lo que el autor le va a contar», sostiene. En este juego, algunas de estas distorsiones temporales le sirve para trasladar al momento de su novela los retos a los que se enfrentaron («fueron tan valientes como Vesalio») las primeras mujeres que se licenciaron en medicina.

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