LA endémica PRECARIEDAD DE LAS MODESTAS producciones escénicas

Solo por amor al teatro

El equipo de la exitosa 'Llibert' renuncia a prorrogar por falta de ingresos

Gemma Brió, autora y protagonista de 'Llibert', en una escena del montaje que dirigió Norbert Martínez.

Gemma Brió, autora y protagonista de 'Llibert', en una escena del montaje que dirigió Norbert Martínez.

JOSÉ CARLOS SORRIBES
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

la misma verdad y contundencia que han transmitido desde el escenario la han manifestado para dejar al desnudo un mal endémico del teatro catalán: la absoluta precariedad con la que trabajan los artistas que no tienen el paraguas de teatros públicos o de alguna gran productora privada. Llibert, uno de los montajes revelación de la temporada, no ha podido prorrogar en la Biblioteca de Catalunya. En un comunicado en su página de Facebook lo explicaban así: «Nos hemos propuesto que volveremos a hacer Llibert si podemos cobrar... cobrar para vivir... ¿qué decisión más arriesgada, verdad?».

Éxito de crítica y también de público, aunque menor de lo deseado en la Biblioteca (donde acabó sus funciones el domingo), Llibert es un proyecto impulsado por la pareja Gemma Brió-Norbert Martínez, al que se sumaron las intérpretes Tàtels Pérez y Mürfila, sobre los 15 días en la vida de un bebé que nace con graves daños cerebrales; crítica social y mirada sin parpadeo a la eutanasia.

MICROMECENAZGO / Solo se pudo poner en pie (como tantos otros montajes) gracias a las 117 aportaciones de un micromecenazgo que reunió 6.000 euros, cifra a repartir entre un equipo de 12 personas. «Algunos renunciaron para que tocáramos a más», apuntó ayer a este diario Gemma Brió, autora y protagonista. Previo pago de más de 1.500 euros para escenografía, luces, sonido y otras cuestiones, hubo que abonar las altas de la Seguridad Social a las tres actrices y al técnico que estrenaron en noviembre la obra en el Almeria (117 localidades). Tres semanas de exhibición y con lleno total la última gracias al boca-oreja.

Con un 73% de ocupación y un precio real de la entrada (por las promociones) de 10 euros, el equipo ingresó, descontado el 21% de IVA, 3.500 euros destinados a las actrices y técnico y a pagar la publicidad. Ya entonces veían que el proyecto había nacido por amor al arte.

Pero era una obra demasiado importante y valiente para archivarla. La productora La Perla 29 ofreció su nave de la Biblioteca (200 asientos) otras tres semanas. La primera, en Semana Santa, fue nefasta para todos los teatros barceloneses. Mejoró algo la segunda y mucho más la última, con cartel de no hay entradas los dos últimos pases. Trece funciones con un 58% de ocupación y entradas a 23 euros que acabaron en una media de 16,5 por las promociones.

DESENCANTO / «Si iba muy bien, seguiríamos, pero no ha ido tan bien y no podíamos prorrogar», reconoció Brió. Los ingresos han permitido pagar al equipo de la sala (cuatro personas) y cobrar por esas tres semanas «unos 400 euros, lo que vendría ser el salario mínimo interprofesional». En su aventura, iniciada hace dos años, Brió, Pérez y Mürfila han ingresado 1.400 euros brutos. El director, Norbert Martínez,los 248 a repartir del micromecenazgo en Verkami.

La realidad de Llibert es la de la totalidad de montajes de la salas alternativas. Obras que también ratifican el talento de la escena catalana, que elogia con toda justicia el conseller Mascarell. Talento inversamente proporcional a sus recursos.