DANZA EN TEMPORADA ALTA

Sol Picó mira por el retrovisor

La bailarina recupera lo mejor de su carrera en 'One-hit wonders'

Sol Picó en una escena de su aplaudido 'Bésame el cactus'.

Sol Picó en una escena de su aplaudido 'Bésame el cactus'.

MARTA CERVERA / BARCELONA

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Superado el susto de un rayo que estuvo a punto de destruir La Piconera, su espacio de creación en Poble Sec, la bailarina y coreógrafa Sol Picó (Alcoy, 1967) tiene ganas de celebrar sus 20 años de carrera con el público. Con tal fin ha reunido fragmentos o detalles de sus espectáculos más emblemáticos. Más allá de ofrecer una panorámica sobre su recorrido artístico sirven de acicate para reflexionar sobre su momento actual. ¿Cuánto queda de aquella joven atrevida llena de ilusión que estrenó a principios de este siglo 'Bésame el cactus'? Esa es una de las preguntas que su creadora se plantea en'One-hit wonders', espectáculo en solitario donde repasa sus 20 años de carrera. Su nueva creación abre el viernes 3 de octubre el festival Temporada Alta en la sala La Planeta de Salt (Girona), con capacidad para 170 personas. A partir de semana próxima recalará en el Mercat de les Flors.

Frágil e íntimo

«Es un solo pequeño, íntimo y frágil. Tengo la sensación de poner todo el corazón en el linóleo, toda la emoción al servicio del espectáculo», confesó ayer Picó. «Vuelvo a enfrentarme a los mismos miedos de siempre, al fracaso, al desamor y a la vida en general, pero ya no como una jovencita sino desde la rebeldía de mi momento actual, pataleando contra todo aquello que temo», añadió. Pese a sus 47 años y a calificarse de «señora», sigue transmitiendo una gran energía tras comprobar que es capaz de volver a interpretar piezas antiguas muy exigentes físicamente. «Era un reto saber si podría volver a bailar ciertas cosas. Pero, de momento, puedo mantener el listón que quiero», admite. «Lo difícil es salir de marcha hasta las cinco de la mañana después de un estreno como hacía antes... Ahora me tengo que cuidar más. El cuerpo ya no es el mismo, es obvio, así que cuando acabe me iré al hotel a recuperarme».

Su selección de mejores momentos se basa en los espectáculos 'Bésame el cactus', un solo que la catapultó; pasajes de 'La dona manca o Barbie-superestar' (2003), centrado en clichés del universo femenino; 'Paella mixta' (2004), atrevida aproximación al flamenco de esta explosiva creadora con formación clásica y contemporánea; 'Memòries d'una puça' (2012), su imaginativa respuesta a la crisis del mundo actual, y 'D.V.A' (2012), espectáculo de calle sobre el erotismo.

Picó evita hablar de las penurias del momento actual, de lo duro que es sobrevivir de la danza en España, por más que Catalunya sea puntera en contemporánea. El balance de su carrera «es positivo», asegura. Pero  poco después, confiesa: «Siempre te queda el gusanillo de pensar: Si hubiera estado en París ¿hubiera vivido mejor?».

Destape mental

En 'One-hit wonders' Picó se enfrenta a sí misma, no solo a través de la danza sino también desnudando su alma, mostrando sus dudas al público en pequeños monólogos que responden a la voz en 'off' de su conciencia, interpretada por Ernesto Collado, con quien firma la dirección . «Él me ha ayudado a decir lo que quería, a crear unos textos a partir de la improvisación y de mis emociones, algo nuevo para mí», admite. «Aunque el proceso de creación ha sido doloroso a veces y ha caído alguna lagrimita, hemos intentado mostrarlo todo con mucha ironía porque vale más reírte de ti y ver las cosas con un poco de alegría», añade Picó. En escena cuenta con la complicidad de su fiel aliado Joan Manrique, «actor, maquinista y faquir».

Nuevo proyecto

Para una creadora atrevida como ella, capaz de bailar con los pies descalzos, con puntas o tacones, entre excavadoras, mujeres peludas, cactus o espadas, el próximo reto es poner en solfa una ambiciosa creación con vistas al Grec 2015. El proyecto,  «aún en fase embrionaria», irá sobre «lo poco que ha evolucionado la mujer en muchos países de este mundo pese a estar en pleno siglo XXI». Sus intérpretes serán primeras espadas de la danza internacional como Shantala Shivalingappa, Kaori Ito, de la compañía de Alain Platel, Minako Seki, especialista en butoh. «Todas ellas han tenido que venir a Europa para hacer carrera. Ninguna ha logrado desarrollarla en su país», destaca Picó, la única de ellas que sí lo ha conseguido.