MUESTRA de fotos y vídeos EN LA VIRREINA

Siria, en el objetivo de Garcia Vilanova

El fotoperiodista expone sus imágenes del conflicto

Dibujo de una niña siria que muestra a Al-Asad, con una sombra que recuerda `El grito¿ de Munch, en la exposición de Garcia Vilanova en La Virreina.

Dibujo de una niña siria que muestra a Al-Asad, con una sombra que recuerda `El grito¿ de Munch, en la exposición de Garcia Vilanova en La Virreina. / periodico

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Una foto muestra a una madre rota de dolor abrazando el cadáver de su hijo de cinco años en Al-Qusair. «El niño había sido asesinado por un francotirador. Lo más atroz fue ver que en Siria la población civil era un objetivo directo del régimen de Asad», cuenta Ricard Garcia Vilanova (Barcelona, 1971), sobre una guerra que ha causado 220.000 muertos, 15.000 de ellos, niños; 4 millones de refugiados y siete de desplazados, en un país donde mueren «cada día de 30 a 40 personas». Este fotoperiodista freelance, el único que ha estado allí desde el inicio del conflicto, en el 2011, expone hasta el 18 de octubre en La Virreina Centre de la Imatge 40 impactantes fotos y 9 crudos vídeos que reflejan su evolución con el acento sobre los civiles, «los más perjudicados», en la muestra Destellos en la oscuridad (Siria, 2011-2015), Destellos en la oscuridad (Siria, 2011-2015)comisariada por Ricard Mas.

Garcia Vilanova llegó al país con la primavera árabe, para cubrir las protestas contra Bashar al-Asad. «La gente te pedía que solo fotografiases a los niños por temor a ser identificados y detenidos por la policía política. Vimos cómo disolvían esas manifestaciones pacíficas con disparos de francotiradores contra la población civil. Luego usaron carros de combate... Ahora el conflicto se ha extendido a Irak y ha llegado el Estado Islámico».

Sabe bien de qué habla. Garcia Vilanova estuvo seis meses secuestrado por el grupo islamista, compartiendo cautiverio con Marc Marginedas, periodista de EL PERIÓDICO, y Javier Espinosa, de El Mundo. «Para mi fue un accidente laboral. Es mi trabajo. Nadie nos obliga a estar allí, asumimos ese riesgo, es una decisión personal», afirma quien este año ha estado dos veces ya en Siria y confiesa que piensa volver.

EL SECUESTRO

Evita todo protagonismo -según el comisario, «no ha permitido que el secuestro marque su vida»- y se centra en la exposición. «Intentas mostrar el dolor con el mayor respeto y mucha empatía -explica el fotógrafo-. Pero te marcas límites. El mío es qué es lo que yo no querría que me hicieran si fuese yo el protagonista. Eres persona antes que periodista. Y el periodista objetivo no existe. Tomas partido». En seguida destaca tres dibujos de niños sirios: uno es Asad, cuya sombra evoca El grito de Munch; otro, bombardeos; el tercero, un encapuchado del Estado Islámico degollando a un hombre.

OBSCENAS

Fotos de entierros, hospitales, combates, destrucción... y miradas, las de «quienes sufren el peligro y no pueden huir». También en los vídeos, cuya importancia recalca Mas. «Ricard lleva una cámara de vídeo siempre encendida y otra de fotos atada a esta que dispara cuando ve algo que quiere fotografiar. Hay escenas muy duras, como la de un hombre al que acaban de cortar una pierna, o sorprendentes, como un combatiente que filma con su móvil su propia guerra y enseña sus vídeos, donde se ve la muerte en directo».

Para el fotoperiodista «hay cosas obscenas, como un japonés que hacía turismo de guerra en Alepo o un reality. Es una falta de respeto a la gente que muere en estos países». Garcia Vilanova no descansa: viaja este jueves al Chad, luego a Nigeria y después a la India. Con Siria en el horizonte.