LA GRAN CITA DEL CINE DONOSTIARRA

Sergio G. Sánchez: el guionista de Bayona vuela solo

El autor de 'El orfanato' y 'Lo imposible' debuta en la dirección con 'El secreto de Marrowbone', presentada en San Sebastián

Sergio G. Sánchez, que debuta en la dirección con 'El secreto de Marrobone', en una suite del hotel María Cristina de San Sebastián.

Sergio G. Sánchez, que debuta en la dirección con 'El secreto de Marrobone', en una suite del hotel María Cristina de San Sebastián. / VINCENT WEST

Olga Pereda

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Sergio G. Sánchez (Oviedo, 1973) era el típico colegial repelente. Sacaba tan buenas notas que consiguió una beca para cursar COU en Estados Unidos. En realidad, lo que quería era engañar a sus padres y quedarse allí para estudiar cine. Lo hizo y consiguió trabajar en una distribuidora de películas. Se produjeron cambios empresariales y, de repente, se vio haciendo las maletas y volviendo a casa. Se puso a trabajar de camarero y de profesor de inglés. Su madre le decía que hiciera lo que todo el mundo sensato, que se comprara un piso. No le hizo caso y dedicó sus ahorros a realizar cortos. Conoció en un festival a J. A. Bayona (cuando todavía no era Bayona sino Jotilla) y ahí nació un dúo creativo y una amistad que todavía perdura. Tras escribir los guiones de 'El orfanato' y 'Lo imposible', Sergio G. Sánchez debuta ahora en la dirección con 'El secreto de Marrowbone', ambiciosa película rodada en inglés y producida, entre otros, por Bayona.

Sergio G. Sánchez se define como un "novato viejo" y sabe que será juzgado con más severidad que a otros cineastas debutantes. A veces lee tantos dardos que le dan ganas de recodar al crítico de turno que está delante de una primera película. "Creo que para ser mi primer trabajo como realizador no está mal, ¿no?", pregunta, nervioso, en una suite del hotel María Cristina, centro neurálgico del festival de San Sebastián, donde 'El secreto de Marrowbone' se presenta fuera de concurso (se estrena a mitad de octubre).

Drama, 'thriller' y fantasmas

Su ambicioso debut en la dirección -con Telecinco Cinema a sus espaldas- es una muñeca rusa de géneros. Empieza como un cuento, se transforma en un drama familiar, toca el 'thriller', el género de aventuras y el de fantasmas. Narra la vida de cuatro hermanos con un pasado terrible que, a la muerte de su madre, tratan de empezar desde cero en una casa donde se producen sucesos extraños. Los vínculos entre padres, hijos y hermanos vuelven a aparecer en la carrera del guionista. "Vengo de una familia numerosa en la que, por cierto, no hay nada traumático", explica sonriendo. "Supongo que si hubiera dirigido esta película con 27 años me habría salido muy diferente, pero en la vida te pasan cosas que te afectan y no puedes evitar que salgan cuando escribes un guion. En todos mis trabajos siempre hay alguien que intenta ir a un sitio que ya no existe. 'El secreto de Marrowbone' habla de cómo la gente que tienes alrededor termina por configurar quién eres".

Sergio G. Sánchez carga con la mochila de ser el autor de enormes éxitos taquilleros (suyo es también el guion de 'Palmeras en la nieve'). Es una mochila que pesa (por eso está convencido de que se le está juzgando con más severidad) pero que también le ha permitido gozar de libertad, un bien escaso en la industria del cine. "Creo que hemos arriesgado bastante", destaca. El debutante es consciente de que tener detrás el nombre de Bayona puede impulsar la carrera comercial de un filme vendido ya en 40 países y en el que hay bastantes expectativas de cara a la taquilla española. "Mis tres trabajos como guionista han funcionado muy bien, pero nunca sabes. Yo cuento las historias que me gustaría ver como espectador, quizá es que tengo los gustos así de simples".

Ganarse el puesto de director

'El secreto de Marrowbone', que ya pasó por el festival de Toronto, nació hace un par de años y medio, cuando Sánchez le presentó la idea a Belén Atienza, productora de los filmes de Bayona. “Se me habían caído por el camino infinitas historias, pero esta vez Belén me dijo que adelante”. Una vez rodada y exhibida, Sánchez no puede evitar acordarse de ese profesor de la Escuela de cine de Nueva York que soltó en clase: “Todos ustedes quieren ser directores, pero no hay sitio para tantos. El puesto hay que ganarsélo y la mejor vía para hacerlo es el guion. Si consiguen escribir tres películas que funcionen, adelante”. Dicho y hecho.