Schiffrin y Raspall

¿Qué tienen en común un editor independiente norteamericano y una poeta centenaria de Sant Feliu de Llobregat? Aparte del hecho circunstancial de haber muerto con pocos días de diferencia, quiero decir... El teórico de la cultura israelí Itamar Even-Zohar distinguía hace años un doble punto de vista posible sobre la cultura. Como bien y como herramienta: por un lado tenemos la cultura hecha de objetos preciosos, vista como una colección de bienes acumulables y evaluables (que a menudo otorga a quien la tiene riqueza y estatus) y, por el otro, la cultura entendida como un conjunto de herramientas que organizan la vida (individual y colectiva).

Joana Raspall fue bibliotecaria, ayudó a salvar libros durante la guerra civil, dio clases de catalán en casa en la posguerra, colaboró en la redacción de diversos diccionarios y escribió muchos libros de poesía infantil que enseñaron a leer y a mirar la vida de una manera más amorosa a miles de niños y niñas. Pocos bienes y muchas herramientas.

André Schiffrin era hijo del emigrante ruso que fundó la Bibliothèque de la Pléiade en París y que tuvo que huir a causa de los nazis, y él mismo fue editor en Estados Unidos, capitaneando durante cerca de 30 años Pantheon Books y convirtiéndose en emblema de la edición independiente. En el año 1990, cuando Random House compró Pantheon, Schiffrin se quedó sin trabajo, fundó un sello sin ánimo de lucro, The New Press y escribió un libro de título muy significativo: La edición sin editores (1999). Pocos bienes y muchas herramientas.

Los herederos directos de uno y otra deben de tener pocas rentas que heredar, pero sus conciudadanos, en cambio, tenemos mucho que repartir; todo lo que nos han dado y cómo nos han ayudado. Y no estoy haciendo catequesis de primer grado: si miramos a nuestro alrededor con ojos informados nos daremos cuenta de hasta qué punto la cultura (asistencial, educativa, literaria, musical, plástica) en  la que vivimos es hija y deudora de los Schiffrin y las Raspall.