Santos y Theros: dos fisgones de historias

Care Santos y Xavier Theros novelan un siglo que hasta ahora no habían frecuentado en 'Media vida' y 'La fada negra', premios Nadal y Pla

Care Santos y Xavier Theros.

Care Santos y Xavier Theros. / JOAN PUIG

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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En sus libros, el cronista Xavier Theros ha transitado sobre todo el siglo XX. Care Santos, a su vez, ha demostrado su pasión por el siglo XIX. Pero por una vez se han intercambiado los papeles: él ha ganado del premio Josep Pla con ‘La fada negra’, una historia situada durante la revuelta barcelonesa de la Jamància en 1843, y ella el premio Nadal con ‘Media Vida’, la historia de un grupo de amigas que empieza con un traumático suceso en un internado de monjas de la posguerra y acaba en los años 80, en un momento tan simbólico como el de la aprobación de la ley del divorcio. Quedamos en otro edificio con una historia que también atraviesa varios siglos, Can Framis.

“Quizá necesitaba cambiar de aires y oxigenarme un poco. Aunque muchas de las cosas que salen este libro de manera directa o indirecta habían aparecido en mis artículos periodísticos”, apunta Xavier Theros. “Necesitaba cambiar de registro, de forma. Romper un poco la dinámica de la novela histórica”, coincide Santos.

A medida que conversan, todo va confluyendo. A ambos les interesan personajes como el ocupante napoleónico Lecchi, su cruel jefe de policía Casanova, el proxeneta y jefe de la infame ronda de vigilancia Jeroni Tarrés, el psicópata del conde de España, que no distinguía entre una barretina y un gorro frigio a la hora de pasar por el garrote al personal...  “Hay un personaje que sale aquí por primera vez pero que espero que lo pueda utilizar más veces que es Crispí Gaviria, un vendedor ambulante de perfumes que la gente decía que tenía el elixir de la larga vida, y que cuando el bombardeo de 1842 de Espartero acaba en la Junta de Desesperats que rige la ciudad y llegó a firmar un bando con una lista de cosas que merecen pena de muerte. Y después del bombardeo desaparece y ya no se sabe nada de él”, explica Theros.

“Hay personajes que piden a gritos que expliques su historia, y con unos vacíos en sus biografías que te permiten rellenarlos como novelista”, se felicita Santos. “Esto es fantástico”, coincide Theros. “En el fondo -concluye la autora de ‘Media vida’- somos lo mismo, dos fisgones que buscamos un tema, lo queremos saber todo de él y como no es posible te cabreas y te inventas cosas”. Y con elementos de “truculencia”. En eso también coinciden los dos.

MUJERES TRAS EL FRANQUISMO

Insistimos. Care Santos ha cambiado de tercio temporal. ‘Media vida’ es, dice, “un homenaje a  aquellas mujeres que han tenido que hacer un recorrido muy largo entre aquella enseñanza terrible que recibieron y la sociedad en la que vivimos ahora”. Pero todo empieza en un siniestro internado monjil. “Y estos colegios de monjas del franquismo no eran del XIX, es que parecían del XVIII. En este sentido podría decirse que no he salido del XIX”, dice Care Santos. “Las escuelas de monjas eran volver a la época de la madre de Franco, que era puro siglo XIX”, reconoce Theros.

En la segunda parte del libro, sus personajes ya viven una sociedad en que el papel de la mujer está cambiando. Aunque a los hombres les cueste reconocerlo. “Si tienes un privilegio social es difícil que lo cambies, quien cambia es porque no está a gusto con su situación. Es muy lógico que durante el siglo XX quien haya hecho los grandes cambios sociales hayan sido las mujeres, [y las clases menos privilegiadas, añade Santos], no los hombres. Un señor de Pedralbes es difícil que quiera cambios, lo que quiere es seguir siendo de Pedralbes”, dice Theros.

A PRIM, UN HÉROE LOCAL, SE LE PERDONAN LAS BOMBAS

El libro de Theros llega al mismo tiempo que el de Joan Lluís Marfany que niega cualquier proyecto catalanista a la burguesía de la primera parte del siglo XIX. El suyo se desarrolla durante la revuelta de la Jamància de 1843 y acaba con unos versos, reales, de Aribau, en que felicita a Prim por haber cazado como conejos a los rebeldes de Barcelona, Mataró, Sant Martí y Sabadell y haber salvado con ello a la reina. “Lees a Aribau y eso no tiene nada que ver ni con el nacionalismo, ni con el catalanismo. Era ultranacionalismo español”, dice Theros, para quien no se ha hablado casi nada de la Jamància por varios motivos. “Porque no solo no le interesa al nacionalismo catalán sino que tampoco le ha interesado al español, ni a la historiografía marxista que hemos tenido durante décadas porque queda fuera de sus parámetros, y el único que la podía reivindicar, el movimiento libertario, no lo ha hecho porque no se ha dado cuenta de las similitudes. Esta gente se levantaba con banderas rojas y negras, quemaba iglesias…  Hay una línea muy fácil de seguir entre esto, la revuelta de las quintas de 1870, la Setmana Tràgica de 1909 o la revolución de julio de 1936”.

“La revisitación de la historia tiene sus momentos, ahora conviene revisitar otros y de una determinada manera, y hacer grandes museos y martirologios”, coincide Santos. De aquel episodio, que tanto juego le da a Theros para convertir en investigador de un asesinato en los bajos fondos al excapitán mercante Llàtzer Llampades, reconvertido en policía y nacido con vocación de protagonizar toda una serie, solo recordamos el bomardeo, no lo que sucede en la ciudad. Eso de la necesidad de bombardear Barcelona cada tanto que se atribuye a Espartero. “Aunque no está claro que lo dijese. Pero era de familia humilde, castellano y militar, así que tiene todos los números para que el nacionalismo catalán lo haya odiado. Sin embargo, el bombardeo de Espartero en 1842 duró 13 horas, y el de 1843 dura tres meses. Pero como está implicado uno de esos héroes de Catalunya que es el general Prim…”