CITA CON LA HISTORIETA JAPONESA

20 años de fiebre manga

1992. Cambio de cromos en el Mercat de Sant Antoni.

1992. Cambio de cromos en el Mercat de Sant Antoni.

JOSEP M. BERENGUERAS / BARCELONA

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Hace 20 años, desde Ficomic y con la ayuda del sector editorial, se decidió continuar con la tradición (un Salón del Cómic asentado y de éxito) y montar una feria específica para el cómic japonés. Era la época del fenómeno Dragon Ball, del anime en televisión, de los cromos y de las fotocopias, pero no de internet. Y aquella feria-experimento resultó ser un éxito de público, tanto que ahora, dos décadas después, el Salón del Manga de Barcelona se ha convertido en referente mundial, con 115.000 visitantes en su última edición -incluso más que su hermana mayor-, y se suma a otras grandes citas culturales masivas en la ciudad como el Primavera Sound y el Sónar. Este año, la feria -de hoy hasta el domingo- crece más que nunca: 50.000 metros cuadrados en Montjuïc para que los aficionados al manga disfruten de la gran fiesta de la cultura japonesa.

«Los que hace 20 años eran jóvenes y venían al Salón del Manga, ahora acuden con sus parejas e hijos», explica el director de la feria, Carles Santamaria, que también fue responsable de la primera edición del encuentro. Este año se ocupan al completo dos pabellones y la plaza del Univers (donde estará el escenario), se abrirá más horas (todos los días, a las 9.00 ) y habrá un nuevo macroespacio dedicado al espíritu de Japón (jardín zen, bonsáis...).

EL SÁBADO, ENTRADAS AGOTADAS

Pese a la ampliación, tan grande es el éxito de la cita que Ficomic informó ayer que las entradas para el sábado ya se han agotado, es decir, que no se venderán tíquets para ese día ni en taquilla ni anticipadamente. Comprender el éxito actual del salón solo es posible si se analiza la evolución de esta feria durante su existencia. «En el Salón del Cómic de 1995, junto a los editores, vimos que el manga estaba cogiendo mucha fuerza», explica Santamaria. Eran años de éxito clamoroso de Dragon Ball, de ediciones de Doraemon, Alita, Bateadores, Ranma 1/2 o Kimagure Orange Road, de álbumes Panini y de encuentros en el Mercat de Sant Antoni. Los acercamientos anteriores (en el Salón del Cómic de 1992 se llegaron a repartir... ¡40.000 fotocopias de Dragon Ball!) fueron un éxito, y poner en marcha el salón, con la ayuda del Consulado de Japón en Barcelona, fue «una decisión muy acertada», según Carles Santamaria.

Se eligió el mismo recinto que el del cómic, la estación de França. Y el aficionado respondió a aquellos primeros tres días de feria. «Desde el principio vimos que el público era algo distinto al del cómic. Con un internet aún muy incipiente, se movían mucho más para conseguir material japonés, pedían más actividades en el salón (karaoke, disfraces)... «Las editoriales locales nos decían que en Japón no entendían por qué había tanta afición aquí», agrega.

Tres meses después de aquel primer Salón del Manga llegó otro punto de inflexión para el sector: el 22 de enero de 1996 se estrenaba en el Canal 33 Manga!. «Emitir anime fuera del horario infantil fue toda una revolución. Mucha gente descubrió gracias al programa esta afición y la cultura japonesa», señala Óscar Valiente, entonces director y presentador del programa de televisión y hoy director general de Norma Editorial. Durante tres temporadas, se emitieron clásicos y se descubrieron nuevos títulos, siempre intentando «explicar al aficionado qué era lo que estaba viendo». «Comprender lo que significó el programa hoy en día, con internet, es muy difícil. Pero estamos hablando de una afición atomizada, que se intercambiaba cosas por correo ordinario», compara Valiente.

El Salón del Manga se convirtió en el punto de encuentro. Año a año fue ganando peso, y en la tercera edición (7.000 visitantes) se mudó a La Farga de l'Hospitalet, donde ocupaba solo una parte. Cada vez había más jóvenes que iban al salón, y los de más experiencia, seguían yendo. Estrellas japonesas como Akemi Takada (2001), Yuu Watase (2002) o Masakazu Katsura (2006) visitaron la feria, y La Farga (12.000 metros cuadrados) se quedó pequeña. «Literalmente, no cabíamos. En el 2012 decidimos ir a Fira Montjuic», destaca Santamaria. Y de los 65.000 visitantes del 2011 se pasaron, en solo un año, a 112.000. El año pasado se amplió espacio, pero ni así se evitó que el sábado, el día de más afluencia, algunos aficionados tuvieran que hacer hasta cuatro horas de cola para entrar.

En esta edición se ha sacado el escenario fuera del recinto y organizado mejor las colas. Pero la afición sigue creciendo y Ficomic ya piensa en alternativas para el año que viene por si la fiesta del manga rompe, de nuevo, todos los récords.