La gran cita de la historieta

El Salón del Cómic sirve a los zombis en lujosos envoltorios

La feria acoge un taller para transformar a los visitantes en zombis.

La feria acoge un taller para transformar a los visitantes en zombis.

GEMMA TRAMULLAS
BARCELONA

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El género de terror se convierte, en época de crisis, en una válvula de escape y los autores de cómic, como avanzadilla de la cultura popular, son los primeros que reflejan esta angustia social en forma de viñetas. De ahí que la 29º edición del Salón del Cómic, que se celebra desde ayer y hasta el domingo en el palacio número 8 de Fira de Barcelona, esté dedicada este año a los zombis, mutantes y otros personajes truculentos. Vista la buena recepción del género, las editoriales reúnen en lujosos tomos integrales la colección de números sueltos de estas historietas, que originalmente se vendían por pocos dólares en Estados Unidos.

El integral de 24 números deLos muertos vivientes, de Robert Kirkman y Charlie Adlard, cuesta 40 euros y gracias al éxito de su adaptación televisiva, la editorial Planeta DeAgostini lleva vendidos 250.000 ejemplares. De la misma editorial es el maletín de cuatro tomos que reúne los 100 números de100 balas, de Brian Azzarello y Eduardo Risso, que tiene un precio de 150 euros.

El norteamericano Charlie Adlard, dibujante deLos muertos vivientes, fue una de las estrellas invitadas que generó más colas de coleccionistas de autógrafos en la jornada inaugural, seguido de su compatriota Brian Azzarello, que firmó ejemplares de100 balas, una adaptación gráfica del género de la novela negra (otro estilo que triunfa en época de crisis) que trata de la venganza y que ha recibido múltipes premios.

«Existe la teoría de que en épocas de crisis la gente necesita consumir productos que presentan el fin de la humanidad, porque es la manera de relativizar su propia desgracia -explicaba el director del Salón del Cómic, Carles Santamaría-. Ya ocurrió tras elcrackdel 29, cuando surgieron películas comoEl hombre lobo,DráculayLa Momiay ahora está ocurriendo algo parecido».

En la misma línea se expresaba elconsellerde Cultura, Ferran Mascarell, quien durante la inauguración del certamen manifestó que «los creadores van por delante de la sociedad y son capaces de intuir los sentimientos que se están produciendo en la sociedad». Mascarell acudió a su biografía personal para elogiar el papel del cómic como herramienta de formación de futuros lectores: «Mi relación con la literatura tiene que ver con el descubrimiento delCapitán Truenoy de la ilusión que me hacía cuando llegaba una nueva historieta al quiosco».

En la cola para conseguir una firma de Charlie Adlard, un joven coleccionista, Horacio Álvarez, advertía queLos muertos vivientesson mucho más que una historieta de zombis para frikis: «Es en un 80% una historieta psicológica que muestra a personajes en situaciones extremas y de zombis tiene solo un 20%». Los puristas pueden deleitarse con la exposición no apta para mentes impresionablesZombis. Ni muertos ni enterrados, que incluye proyecciones de películas comoLa noche de los muertos vivientesde George A. Romero.

EL MAYOR SUSTO DEL DÍA / El mayor susto del día no lo dieron los actores caracterizados como muertos vivientes que pululaban por el Salón, sino la filtración de que España será protagonista de la próxima edición del festival de Angulema, la principal cita del cómic europeo, con una exposición que incluirá a 16 autores. Carles Santamaria, que colabora en el proyecto como Ficomic era el primer sorprendido: «Se trata de un proyecto en proceso embrionario que está en fase de producción y ni siquiera se ha firmado un convenio con Angulema, pero nosotros lo apoyaremos a muerte».

El Salón de este año cuenta con menos estrellas y, por cuestiones de presupuesto, tampoco hay un país invitado. En cambio, se han potenciado actividades relacionadas con el cine y los videojuegos que atraen a más jóvenes. Tradicionalmente, el ambiente durante el primer día suele ser frío. Las colas para obtener firmas de autores eran asumibles, nada que ver con las masas que acudieron a la llamada de Tardi, Moebius y Manara en otras ediciones. Donde más se notaba la falta de público era en los conciertos. Pese a sus esfuerzos, apenas dos decenas de personas escucharon a las bandas Anna & The Bananas Rembrandt 42, a la espera de actuaciones como la de Mürfila el domingo.