Larga vida al Capitán Trueno

"Pero la historia no termina aún aquí, amiguitos... Falta todavía un deseo que sale del corazón... ¡Muchas felicidades para todos vosotros!" Así felicitaba la Navidad el mismísimo Capitán Trueno a sus lectores en 1959. El mensaje salía de la boca del héroe y de sus inseparables amigos, Crispín, Goliath y Sigrid, al final de su aventura 'El misterio de Thule', "el mejor almanaque" de la publicación, "con diferencia", para Xavier Garriga, coleccionista y experto en las hazañas de la legendaria figura. Su afirmación viene a cuento de los 60 años, muy bien llevados, eso sí, que cumple el caballero cruzado. Aniversario que Ediciones B celebra sacando a la calle 'Todos los almanaques del Capitán Trueno', una edición que reúne los especiales sobre el héroe que se publicaron durante las navidades de 1959 a 1965.

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El volumen está desde este miércoles en las librerías y será una de las novedades del Salón del Cómic que empieza el jueves. Las velas, el Capitán las soplará el día 14, día en que se cumplirán las seis décadas de '¡A sangre y fuego!', el debut de sus aventuras, con Jerusalén como escenario, la tercera cruzada como argumento y a Ricardo Corazón de León como coprotagonista. La fecha requería un lanzamiento sonado y los almanaques no son un material muy conocido. "Algunos son ejemplares muy difíciles de encontrar, y si se consiguen, el precio es desorbitado", apunta Garriga. La de ahora "es la primera recopilación en un solo volumen de todos los almanaques, tanto de los publicados con cabecera propia como de los publicados en 'Pulgarcito'", explica el experto que ha asesorado en la búsqueda de los números y, además, prologa el volumen.

Ha habido reediciones de ejemplares sueltos, pero no de todos. Por ejemplo, el 'El misterio de Thule' nunca se había vuelto a publicar en una edición que no fuera pirata, lo mismo pasa con 'Los Fantasmas' (1960), 'El castillo del cuervo' (1961), 'Duelos a muerte' (1962) y 'Aventura en los Alpes' (1963). La edición facsímil, exactamente como eran los originales, también es una novedad. El volumen respeta el color de las portadas y el blanco y negro o bitono de los interiores "El color entonces salía muy caro", aclara Garriga, de ahí la mezcla de formatos. De manera que tenerlos todos, tal como se publicaron en su día y encuadernado juntos es casi un lujo. El mismo lujo que vivían los pequeños fans del héroe entre los 50 y 60 cuando acabada la escuela y a las puertas de las vacaciones invernales salían estos especiales que se diferenciaban de las historietas habituales porque "eran autoconclusivas y estaban relacionadas con las fiestas", aclara el coleccionista. Lo mismo pasaba al llegar el verano. Y lo mismo hacían todos los tebeos. “Era una práctica habitual de Bruguera y de todas las editoriales”.

COMO INDIANA JONES

La portada del actual volumen es la misma que la del almanaque preferido de Garriga, 'El misterio de Thule', tapa que lleva la firma de Ambrós (Miguel Ambrosio Zaragoza), el primer ilustrador del cómic (al que siguieron muchos otros, como Fuentes Man, Martínez Osete, Tomás Marco o Ángel Pardo), y a juicio de los expertos el mejor: "Sus dibujos tienen mucho movimiento, parece que los personajes salen de la página", reflexiona el experto. Esto, junto con los guiones de Víctor Mora (Barcelona, 1931), el padre de la legendaria criatura, convierte las historietas del Capitán Trueno en "una acción constante, son como las películas de Indiana Jones, nunca hay un momento de descanso".

Fue Mora quien propuso a Ambrós (València, 1913-1992) como ilustrador cuando Bruguera le encargó crear un nuevo personaje. Al escritor, influenciado por los tebeos de grandes autores estadounidenses, como Milton Caniff y Alex Raymond, y por 'El príncipe Valiente', del canadiense Harold Foster, le atraía la edad media. De ahí el nacimiento del Capitán Trueno y el contexto histórico de sus aventuras. El carácter del personaje -"alguien que por encima de todo defiende los derechos humanos, y alguien que aun siendo un caballero que se define cristiano, como cruzado que es, tiene amigos musulmanes", subraya Garriga- está directamente relacionado con su autor. Mora fue "un comunista represaliado por el franquismo, algo que se nota en las historietas. Los valores están ahí", sostiene el coleccionista.

Algo que no pasaba desapercibido a los censores que abogaban por ensalzar los valores propios de la época franquista y cuyo celo podía rozar el ridículo: entre las sandeces de la censura, Mora suele recordar la obsesión por hacer desaparecer las espadas, de manera que muchos caballeros acababan saludando con el puño en alto. Quizá por eso Vazquez Montalbán afirmaba que el héroe era "un discurso progresista en medio de la ortodoxia franquista". Larga vida al Capitán Trueno. 

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