REGRESO A LA NOVELA GRÁFICA DEL AUTOR DE ENSAYOS EN VIÑETAS COMO 'ENTENDER EL CÓMIC'

Pacto con la muerte

Scott McCloud presenta en el Salón del Cómic 'El escultor', donde reflexiona sobre temas como el poder, la vida, el amor, el valor del arte y la depresión

Viñeta de 'El escultor', de Scott McCloud.

Viñeta de 'El escultor', de Scott McCloud. / periodico

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Hoy, a sus 54 años, Scott McCloud (Boston, 1960) no vendería su alma al diablo, ni haría un pacto con la muerte, que se lo llevaría al cabo de 200 días a cambio de ser capaz de crear una obra que fuera recordada siempre, como David, el protagonista de El escultor El escultor(Planeta Cómic), un artista de 26 años, solo y sin dinero en Nueva York. Hoy no, pues está satisfecho con su vida, «pero cuando era joven...», dice con mirada cómplice y sonrisa de misterio el autor de Zot!, recién llegado al Salón del cómic de Barcelona. McCloud, referente del ensayo en viñetas gracias a obras como Entender el cómic, vuelve con esta magna novela gráfica de 500 páginas: «una llamada a aprovechar cada minuto, una historia sobre la vida», pero también una reflexión sobre el valor del arte, la muerte, el amor, el poder y la depresión.

Se nota el tic tac del reloj. «Quiero que el lector tenga la sensación de que el tiempo se vuelve tan lento que puede meter la mano en la página y detenerlo. Quiero que desee hacerlo, que no quiera pasar la página pero tenga que hacerlo. Hay momentos perfectos y quieres conservarlos pero el ansia de saber qué pasará después es más fuerte, es lo que permite avanzar en la vida».

El mito de Fausto

El mito de FaustoLa idea del mito de Fausto le llegó a través de la cultura popular a un veinteañero McCloud que «no sabía nada de Goethe». «Todos negociamos a diario, vendemos nuestros minutos, nuestro tiempo a cambio de algo. Hasta un ateo como yo piensa en el más allá, en cómo nos recordarán cuando hayamos muerto. Nos da miedo que nos olviden y hallamos formas de convencernos de que la muerte no es el final. Los religiosos sueñan con el cielo. Los no religiosos con tener una reputación que sea recordada. Creo que al final todo se convierte en polvo. Es lo que tiene que asumir mi personaje».

Hay algo muy personal en El escultor. El anciano que encarna a la muerte se basa en su fallecido suegro, y Meg, la joven a la que ama el escultor y «representa la vida», se inspira en su mujer, Ivy, de la que estuvo siete años enamorado en secreto y que le sonríe al otro lado de la mesa. Los transtornos depresivos de Meg fueron también suyos. «La medicación la ayudó mucho -revela sin pudor-. Muchas de las conversaciones del libro las hemos mantenido nosotros en estos 27 años de casados».

Es en la madurez cuando McCloud se decidió a escribir el guion. «Porque cuando más mayor eres, más piensas en las cosas pequeñas y hallas pequeños momentos en las grandes ideas -opina-. Y quería mostrar todas las experiencias de la vida: el miedo, la felicidad, la náusea, el hambre..., cómo te sientes cuando la lluvia te cala hasta los huesos... Si puedo mostrar todas las emociones y sensaciones te habré mostrado los distintos momentos de la vida».

El mundo del arte

¿Qué diferencia un kandinsky de un perchero?, se plantea en el cómic. «¡Me encanta Kandinsky! Mi héroe critica el mundo del arte porque le asusta y le da miedo ver cómo le juzgan. David necesita creer que hay una diferencia entre el 'Guernika' y una película de Michael Bay [director de TransformersYo soy menos crítico, ni siquiera odio a Jeff Koons», dice entre risas.