tú y yo somos tres

«La sal... ¡a 'grapaaats'!»

FERRAN MONEGAL

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Les ha salido un programa de humor.El convidatde esta semana (TV-3) ha sido de una jocosidad sensacional.Albert Om, cambiando por una vez su papel y transformándose en anfitrión, ha recibido en su casa aFerran Adrià. Y han protagonizado momentos de una comicidad fantástica. Al margen de aprovechar la ocasión para celebrar el 50º aniversario deAdrià, cena a la que asistió nuestro compañeroPau Arenósy la también crítica gastronómicaCristina Jolonch, los grandeshitsde este programa han brotado cuando estaban ellos dos en la cocina, intentando encontrar algo de alimento. En vista de la orfandad de materias y de que solo había un poco de pasta en un armario,Adriàintentó hacer al menos unos humildes espagueti a lacarbonara. Y se produjo el siguiente diálogo, desternillante donde los haya:

-Este cazo es pequeño.

-No tengo otro.

-¿Hay beicon?

-No.

-¿Crema de leche?

-Tampoco.

-¿Ajo?

-No

¡Ahh! La cara deAdriàera impagable. No quisiera exagerar pero creo que el mejor cocinero del mundo jamás se había encontrado, gastronómicamente hablando, con un anfitrión más huérfano. Y claro, ante aquella miseria le mandó que al menos echase sal en el cazo que hervían los espagueti. Y entonces se produjo el golpe definitivo, de un surrealismo esplendoroso:Omse puso a salar, en efecto, pero lo hizo con el minúsculo salerito de mesa, dale que te pego, una y otra vez agitando el salerito, o sea, echando sal en cuentagotas. AFerrán Adriàno le dio un patatús allí mismo porque Dios es miserecordioso. Y al ver queOmse podía estar así hasta el día de Navidad, no pudo contenerse y con un colosal recochineo le soltó: «Escolta, tú... ¡de cuinar no has cuinat mai! ¡Mai! La sal ¡a grapaaaats!». ¡Ahh! Quégag. A su lado,La extraña pareja se queda en comedia de aficionados.

BERLUSCONI .-También es divertido ver cómo informan las cadenas de Mediaset (T-5 y Cuatro) sobre la vuelta deBerlusconi. Hacen virtuosas filigranas. Dijeron el domingo:«La UE observa con preocupación el terremoto político que ha provocado el anuncio de dimisión de Mario Monti». ¡Ahh! Corrijámosles con cariño fraternal: no es la dimisión deMonti, sino la amenaza del regreso de la momia, lo que espanta.