UNA JORNADA DEDICADA AL ESTILO

Saboreando el legado de la rumba

Un libro reúne cientos de portadas de discos del género localizados en mercadillos y tiendas de segunda mano

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NANDO CRUZ
BARCELONA

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El desinterés del melómano español por la rumba causa estupor más allá de nuestras fronteras. A los coleccionistas extranjeros no les entra en la cabeza que por estos mundos se estén pagando fortunas por vinilos de afrobeat nigeriano, cumbia colombiana, psicodelia turca y rocksteady jamaicano mientras singles de rumba de los años 60 críen polvo a euro y medio en nuestros mercadillos. Es parte de nuestra historia. Quizás sea el género más vibrante y explosivo que haya dado la música española. Pero aunque hablamos de grabaciones de hace apenas medio siglo, ya es un legado en peligro de extinción.

El diseñador barcelonés Txarly Brown, apasionado converso a la fe rumbera, es desde hace una década uno de sus más beligerantes y vehementes activistas. Preside la asociación Foment de la Rumba Catalana (Forcat), que ayer celebraba en Barcelona una nueva edición de su anual Diada de la Rumba, y tras años de coleccionismo compulsivo acaba de publicar Achilibook. Biografía gráfica de la rumba en España 1961-1995, un libro con cientos y cientos de portadas de singles y elepés. El vacío documental que padece la rumba lo convierte automáticamente en la primera enciclopedia del genero.

Todos tenemos unas mínimas nociones de rumba: Peret, El Pescaílla, La Terremoto, Los Amaya, Los Chunguitos... Ya, ya, pero, ¿habían visto ediciones polacas o belgas de singles de Peret? ¿Sabían que además de El Pescaílla también existió el Sardineta? ¿Y que La Terremoto actuó en el Ed Sullivan Show de la televisión estadounidense? ¿Y que Los Amaya grabaron versiones rumberas de Ennio Morricone? ¿Y que además de Los Chunguitos estaban Los Golfos, Los Chorbos, Los Troncos y los Kiyo's?

Achilibook no es un libro de texto, pero hojearlo permite sumergirse al instante en un mundo tan cercano como desconocido. Porque si la rumba entra a la primera por los oídos, también entra como un rayo por la vista. ¡Qué portadas! Siempre a todo color, echaron mano de los lunares y volantes de ellas y de las patillas de ellos; de fotografías en los decorados más falsos y los parajes más conocidos. Pero más allá del despiporre kitsch de tipografías y maquetaciones, las portadas de estos discos nos hablan de aquella España. Tras la muerte de Franco, los escotes también llegaron a las portadas de los discos y cuando llegó el turismo, los discos también se disfrazaron de souvenirs para cazar al extranjero.

Mientras los rumbólogos siguen discutiendo sobre quién es fue el verdadero padre de la rumba, Achilibook nos descubre que en sus inicios el género estuvo copado por mujeres: Lola Flores, Argentina Coral, La Camboria, Dolores Vargas... La rumba también produjo discos para el público infantil y el mercado navideño. Y aun sin internet, El Príncipe Gitano conoció la cumbia y grabó una en 1965. La rumba, de hecho, se fusionó con el soul (El Luis), el funk-rock (Los Chorbos) y la música disco (Tobago) sin perder nunca su abrumador carácter autóctono. Se puede dar la vuelta al mundo y no encontrar nada igual a Las Grecas. Ah, y todo ello, lanzado principalmente por sellos independientes (Belter, Discophon, Sonoplay, Vergara...) que llevaron el género por todo el país.

Txarly Brown habla de «secuestro cultural» para referirse a la ceguera española ante la rumba. Obnubilados por la música anglosajona, menospreciamos esta y todas nuestras manifestaciones más genuinas.

OLVIDO / Tal ha sido el desinterés que la industria y los medios han mostrado por la explosión rumbera que buena parte del material de los años 60 y 70 está descatalogado y los másters son inencontrables. Y no solo eso, la producción en esas décadas fue tan fértil y desordenada que muchos intérpretes son incapaces de recordar cuántos discos grabaron.

Achilibook se nutre de rastreos y hallazgos, pero no es ni puede ser una guía completa. (Todo apunta a que eso nunca existirá). Más que un sesudo tratado es un saleroso toque de atención: urge documentar y restituir la importancia de una música demasiado valiosa cercana en el tiempo para quedar sepultada en el olvido. También es una invitación a disfrutar de tan fascinante legado. Eso sí, no esperen encontrarlo todo en Spotify o Youtube. En plena era digital, cuando prácticamente todo está a un clic, muchas rumbas son todavía tesoros ocultos. Ocultos, quizás, en la tienda de la esquina.