Sabina entierra toda crisis en el Sant Jordi

El cantautor se lució en el primero de sus dos recitales en Barcelona

Sabina, en un momento del recital de anoche en el Palau Sant Jordi.

Sabina, en un momento del recital de anoche en el Palau Sant Jordi.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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La gira 500 noches para una crisis, que Sabina cierra con sendas citas en el Sant Jordi, ayer y hoy, alude en su título al desorden y el infortunio, pero anoche lo que vimos fue un recital bien ordenado, preciso y envuelto en aires de felicidad. El cantautor jienense recorrió el que, con el tiempo, se ha consolidado como el más celebrado de sus discos, 19 días y 500 noches, en su 15ª aniversario (cifra poco ostentosa, pero los actos de Sabina no siempre requieren justificaciones ordinarias), en un recital que miró hacia atrás con amabilidad y mucha complicidad popular. Y que sorprendió con la entrada en escena de Serrat para cantar, a dúo, Paraules d'amor y Pastillas para no soñar.

A diferencia de los recitales de Madrid, días atrás, Yo me bajo en Atocha, guiño local, cayó del repertorio de anoche, y el recital echó a andar, atendiendo al guión del álbum 19 Dias y 500 noches, con  Ahora que... Trazos de rock latino un tanto santanero seguidos de la fibra acústica sureña de la pieza central del disco y un Barbie Superstar con retales de Mueve tus caderas (Burning) y Cocaine (J. J. Cale).

«CAMPAÑA DE MÁRKETING» / Y el artista tomó la palabra. Primero, para confesar que, hace unos días, tras su crisis escénica de la primera noche en Madrid, cuando tuvo que suprimir el tramo final del recital, hubo dudas. «En algún momento, la semana pasada, pensamos: ¿llegaremos a Barcelona?», recordó. Luego, para agradecer los apoyos e ironizar con otro tipo de reacciones. «Hoy la intención es devolverle tanta onda impresionante como nos han mandado los amigos... y los enemigos, que también han colaborado en esta magnífica campaña de márketing», apuntó con sarcasmo en alusión a quienes atribuyeron aquel efecto Pastora Soler a una operación calculada  con finalidades promocionales.

Difícilmente había anoche en el Sant Jordi apetito morboso. Más bien, profunda empatía. Y Sabina respondió con sus mejores argumentos, sumergiéndose en un repertorio que recaló en la balada ardiente (Una canción para la Magdalena, con la corista, Mara Barros, en su rol de «la más señora de todas las putas / la más puta de todas las señoras») y que se dejó tocar por el acento rumbero de Cerrado por derribo. Con fugaces incursiones en otros repertorios, como en su versión, aún inédita, de It ain't me, babe, de Bob Dylan, convertida en Ese no soy yo, en la que aprovechó, a cuento de las influencias que acumula todo artista, para saludar a uno de los asistentes, Quico Pi de la Serra. «Uno de mis maestros, con el que aprendí un poquito de blues y de catalán; grande de los grandes». Luego celebró que en su banda figure Jaime Asúa, exguitarrista de Alarma!!!, que llevó la voz cantante en una rockera El caso de la rubia platino. «¡Yo quería ser como él!», confesó.

PASO A LOS MOSSOS / Aires vodevilescos en Pero qué hermosas eran y un retroceso en el tiempo con Más de cien mentiras, del álbum Esta boca es mía (1994), camino del jocoso ritual de despedida, con aires de mariachi, de Noches de boda e Y nos dieron las diez (aquí, cambiando a «los municipales» por «los Mossos d'Esquadra»).

La primera tanda de bises la abrió  Pancho Varona, atacando Conductores suicidas con pulso blues-rock. Mientras Sabina se tomaba un respiro, Mara Barros agarró el micro y, con sus andares de femme fatale del entresuelo primerainterpretó  La canción de las noches perdidas. Cadencia bluesística y copla profunda, de Quintero, León y Quiroga, con Y sin embargo te quiero, contestada por la réplica acanallada de Sabina, Y sin embargo.  Un Princesa con saxo y el público en pie, y una segunda tanda de propinas que comenzó con Antonio García de Diego y Tan joven y tan viejo. Sabina dedicó Contigo a una amiga periodista, la «guapísima Rosana Torres», y saludó luego a Serrat. «Primero fue mi maestro, luego mi primo, ahora es el meu germà»Paraules d'amor, a dos voces, y un Pastillas para no soñar con el cantautor de Poble Sec golpeando un bombo. La canción de los buenos borrachos cerró dos horas y media de recital. Esta noche, segundo acto en el Sant Jordi.