Roser Aguilar enarbola la bandera del feminismo
La directora barcelonesa disecciona la violencia cotidiana, el dolor y la soledad en 'Brava', protagonizada por Laia Marull
Olga Pereda
Periodista
Especialista en Educación de El Periódico. A los mandos de la sección 'Mamás y Papás' y del Club de Educación y Crianza. Te mando cada viernes una newsletter con contenidos clave para afrontar la maternidad y la paternidad. Escribo en la sección de Sociedad y tengo alergia a la pseudociencia.
OLGA PEREDA / MÁLAGA
“Estamos demasiado acostumbrados al machismo”. El grito de guerra lo ha lanzado Roser Aguilar (Barcelona, 1971) en el festival de Málaga, donde ha presentado 'Brava', su segunda, valiente y nada fácil película tras 'Lo mejor de mí'. 'Brava' -que de alguna manera u otra debería encontrar un hueco en el palmarés- es la historia de una mujer (Laia Marull) que sufre una agresión sexual en el metro de Barcelona y, acto seguido, es testigo de cómo esa pandilla de agresores viola a una chica a escasos metros. ¿Cómo se sobrevive al dolor intenso? ¿Qué hacer cuando todo lo que te rodea es una mierda? En el caso de la protagonista, huyendo de la ciudad y marchándose al campo unos días para ver a su padre. Pero lo que pretendía ser una solución termina siendo otro problema añadido. La mujer quiere encontrar la paz. Sin embargo, solo logrará adentrarse en su lado más oscuro. Está más perdida, dolida, desorientada, sola y rota que nunca.
Harta de noticias sobre agresiones sexuales, harta de ver prostitutas en las carreteras del Empordà, harta de lo “anestesiados que estamos frente al dolor ajeno”, harta de los “tiempos oscuros que vivimos”, harta de la falta de empatía, Aguilar exige que gritemos basta. “No podemos estar callados frente a la realidad cotidiana. Estamos anestesiados y eso es muy peligroso”. Hace años, la directora pensaba que no hacía falta ponerse el traje de feminista. El mundo, según lo veía ella, no era un lugar tan hostil con las mujeres. Pero su punto de vista ha cambiado. “El machismo, por herencia cultural y social, está presente en todas partes, incluso en los sueldos que cobramos y las relaciones de pareja. A veces es un machismo invisible, lo cual es más peligroso todavía”. "Vivimos un tiempo en el que es imprescindible ser feminista". El feminismo -recalca Aguilar- no supone machacar a los hombres sino reclamar una igualdad que ahora mismo no existe.
Es muy llamativo que Málaga haya programado 'Brava' un día después de 'Me estás matando Susana', filme latinoamericano protagonizado por Gael García Bernal y Verónica Echegui y que rezuma una filosofía tan machista que escuece. El personaje de García Bernal -celópata perdido- va de simpático. Y lo es, incluso entrañable. Pero también es un macho alfa pidiendo a gritos que nadie toque a su mujer porque es solo suya, a pesar de que ha sido una niña mala que merece unos azotitos en las nalguitas (tal cual).
En contraposición, ¿es 'Brava' una película feminista? “No lo sé. Lo que está claro es que es una historia contada desde un punto de vista femenino. No hago cine para convencer a nadie de nada, pero creo que esta industria necesita la perspectiva de las mujeres. Somos la mitad de la población”, responde la realizadora.
'Brava' -que huye de la pornografía emocional- es una película salida de las entrañas. Como muchas otras de las que se están proyectando en Málaga, ha costado muchos años de trabajo. Concretamente 10. Aguilar empezó a escribir el guión en el 2009. Todo iba más o bien, pero la crisis económica hirió el proyecto y lo paralizó un tiempo. La cineasta nunca tiró la toalla y el resultado está ahí.
El personaje que interpreta Laia Marull es una víctima. No solo del machismo sino del dolor, la violencia y la soledad. Aguilar, sin embargo, ha optado por un título optimista para una cinta muy dura. ¿Por qué 'Brava'? Por muchos motivos. Porque la protagonista está herida y no sabe cómo expresarlo (antes de la agresión tampoco sabía cómo hablar con su pareja) pero es valiente y buena persona. Además -añade la directora- la acción sucede en la Costa Brava y es una palabra poderosa que se entiende en todos los idiomas. ¿Quizá haya elegido el nombre con vistas a un recorrido internacional, como lo tuvo 'Lo mejor de mí'? Quizá.
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